Los días han pasado de prisa y ahora solo falta una semana para navidad. Eso justifica mi llegada al Westfield Belconnen.
En mi lista de regalos de aguinaldo incluí al pequeño Chris, definitivamente ese niño se ha ganado un pedacito de mi alma. Es un encanto. También incluí a Leonor, la profesora de canto. En estos últimos días hemos sido muy cercanas, es un amor y nos la llevamos de maravilla. Creo que es la única casi amiga que he logrado conseguir en este lugar.
Entro al primer almacén de recuerdos que encuentro porque Kel lloriqueo al decirle que no llevaría postales, fácilmente se consiguen en Seattle, pero NO, mi bella amiga desea que directamente las lleve de Australia. Yo no encuentro la diferencia, pero la voy a complacer en eso. Es mi labor como mejor amiga.
Mi lista es breve:
-Mamá: El bolso que tanto quiere.
-Papá: Un reloj, él literal ama los relojes.
-Breik: Un blazer. Le quedará de maravilla. También pienso comprar un cuadro que sea lo suficientemente sencillo y elegante para su -ya próximo- consultorio.
-Kelie: El vestido de mis sueños, es decir, el vestido más adorable que encuentre para ella -tengo claro como lo quiero, pero si encuentro algo mejor lo escojo sin dudarlo-. Sin olvidar las postales y los dulces más ricos que encuentre -es un pedido especial-.
-Chris peque: He dudado millones de veces sobre qué darle al chico, estoy segura que no le hace falta absolutamente nada y que no podré comprar algo que se ajuste a las cosas a las cuales está acostumbrado. No es un niño exigente y mucho menos malcriado, eso lo tengo claro, así que lo dejaré al final de las compras, estoy segura que cualquier detalle que escoja será especial para él.
-Leonor: Una bufanda, esa mujer las ama y recuerdo el día que dijo -Estoy deseando una nueva bufanda roja.
Luego de recorren cada almacén en busca del vestido de Kelie, he encontrado uno y me ha dejado indecisa, ahorita no sé qué escoger de tantos que hay. Lo peor es que me encantan todos y ¿cómo puede una mujer elegir uno solo? ¡es una locura!
-El azul combina de maravilla con mis tacones negros. Por lo blanca que es Kel éste rojo se le vería de maravilla, creo que sería la más sexy de la noche. Pero ni hablar del blanco, es super elegante y va mucho con su estilo.
-¿Necesita ayuda. señorita?
-Sabes que, si. No puedo elegir entre estos 5 vestidos y solo necesito uno. Bueno y con suerte dos, si llego a escoger el mío enseguida, claro. Así mataría dos pájaros de un solo tiro ¡que buena idea.
La castaña me mira como a un bicho raro y me siento como si el síndrome de verborrea se apoderó de mí.
-Su tez es muy hermosa, el vestido azul estaría perfecto, hace un juego perfecto con sus ojos y resaltaría mucho.
La chica tiene razón este tono de azul se vería perfecto en mí, es exquisito y sexy. Me encanta.
-Realmente vengo por un vestido para mi amiga.
Saco el celular de mi bolso y busco en galería una foto de Kel para mostrársela.
-Su amiga es bastante clara, estoy segura que el rojo le resaltaría muy bien.
Tiene razón, a Breik le va a encantar su chica de rojo sexy y provocativo, Grr.
-Lo llevaré -Me decido en cuanto la imagino en él.
-¿Y el azul? Debería llevarlo, su figura es muy esbelta, en ese vestido resaltaría su belleza.
-Ohhh, que poder de convencimiento, mujer. Está bien, lo llevaré conmigo. Entonces Kel será roja y yo azul, si señores, es navidad. Beik debe vestir de blanco. Así haríamos el compás de colores navideños.
La chica solo ríe.
Paso la tarjeta y voilá.
Resulta que encontré el blazer perfecto para B en el mismo sitio, así que estoy saltando de una pata, he reducido mis pasos por el centro comercial.
Encuentro una tienda de variedades y entró de inmediato.
-Hola, ¿de casualidad tienes postales?
-Claro, por aquí.
El chico me enseña un mamotreto de postales y definitivamente escoger una es una locura así que agarro diez al azar.
Decido darle un vistazo a resto de la tienda.
Oh, es un ukelele, es fantástico, recuerdo que Breik lo tocaba para mí, mientras yo cantaba y ocasionalmente tocaba el piano. Era una chistosa combinación de sonidos, pero eran perfectos los momentos. Estábamos muy chicos en ese entonces. Siempre pasábamos unos gratos momentos juntos.
Debería comprarlo para el pequeño Christian, estoy segura que le gustaría y sé que no tiene uno. Dios, es el mejor detalle para él.
Sin esperarlo también encuentro un perfecto marco para el escritorio de Breik. Debo imprimir una foto de todos.
Cuando salgo del almacén mis tripas rugen. Es como si diez leones se apoderaran de mi estomago.
Aun así debo seguir en busca de el bolso de mamá y el reloj de papá.
Sigo mi camino, mis pies deben tener callos.
Alguien me abraza y consigo voltearme y ver a quien corresponde tal muestra de afecto. Enseguida veo a Chris, detrás está su -Dios, ¡que hombre!- padre. Definitivamente ese tipo es demasiado atractivo para mis ojos.
Reacciono y miro al pequeño Chris.
-Hola -Mi voz maternal sale a la vista -¿cómo estás?
-Muy muy bien -Responde lleno de felicidad.
-¿Qué te ha pasado hoy que estás tan sonriente? Te ves hermoso así.
-Mi papá me ha llevado a muchos lugares hoy. Estabamos en los juegos, y ahora vinimos a cenar pizza.
-Maia, ¿cómo estás?
Desde que te vi, excelente, papi.
-Eh, súper bien gracias a Dios.
-¿Ya cenaste? Podrías venir con nosotros. Chris adivinó que estarías aquí, dijo que si encontraba a la miss más linda la invitaría a comer pizza, y justo aquí estás.
Estoy completamente segura de que mis mejillas están ultra-coloradas en este justo instante.
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°Perfecta Atracción°
Roman pour AdolescentsMaia nunca eligió asistir a la universidad Art Prestige, tampoco es que haya sido una elección. Sin embargo, luego de muchos sucesos su vida ha cambiado, y aunque mil veces se pregunte si es para bien o para mal, termina decidiendo que quiere estar...