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Ella tenía muchos sentimientos
por repartir. Él los necesitaba
para ser feliz. ¿Y por qué no?
El mismo camino decidieron elegir.
Porque ella se convirtió en
su gran perdición. En una
...
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TERCERA TEMPORADA
冰淇淋
.
El helado
.
❝—Me alegra volver a verte, te ves mejor.❞
_______ se levantó sobresaltada, con la respiración entrecortada y dándose cuenta de lo mucho que apretaba los puños, marcando sus nudillos. Soltó lentamente el aire por los labios, sintiendo como su pecho bajaba y su corazón se tranquilizaba.
Era frecuente que se levantara tan de sopetón. Esas palabras atormentaban su mente una y otra vez. No entendía su significado y eso la frustraba. ¿Ya se habían encontrado? ¿Ella, con Shigaraki Tomura? Cada vez que lo pensaba, le parecía hasta divertido. Que ella recordara, la primera vez que lo había visto, había sido en la USJ.
Entonces...
¿Él de qué la conocía?
Definitivamente necesitaba aire fresco. Despejar la mente. Aclararla.
Al principio pensó en llamar a Ayari Azume, pues habían conversado un poco por mensaje. Era un buen chico, divertido y majo. La hacía reír y no parecía querer otra cosa que amistad. O puede que a lo mejor iba demasiado despacio y le dejaba tiempo.
Quien sabe.
Ella quería dejar su relación como estaba. Era un amigo estupendo.
Así que desechó la idea de contactar con él y dejó el móvil en la mesa a la vez que se levantaba para vestirse. Un paseo solitario por el parque no le iría mal. La soledad siempre la acompañaba. Y, por una vez, podría sentirse agusto con ella.
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Deambulaba de aquí para allá, caminando debajo de los pocos Sakura que quedaban. Se había recorrido el parque dos veces, sumisa en sus pensamientos. Había llegado hasta el centro, caminado por la rambla y vuelto sobre sus pasos. Todo sumergida en su propio mundo.
Varios dependientes la habían visto andar sin destino alguno, y estaban un tanto extrañados de que no tuviera ningún propósito. Hasta había alguno que trataba de persuadirla —claramente sin éxito— para que comprara algo. Pobre. La única respuesta por parte de ella era el silencio. Hacía caso omiso a las personas de su alrededor. Quería ser invisible.
Finalmente, se sentó en un banco que dejaba ver una hermosa vista del mar que devoraba poco a poco la playa y suspiró. No tenía hambre, ya que ya había desayunado. Y la comida no parecía una opción posible para calmar el nudo que sentía dentro. Tenía la sensación de que estaba incompleta. Que le faltaba algún tipo de información. Que carecía de respuestas.
