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Ella tenía muchos sentimientos
por repartir. Él los necesitaba
para ser feliz. ¿Y por qué no?
El mismo camino decidieron elegir.
Porque ella se convirtió en
su gran perdición. En una
...
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Esta historia se remonta en el año dos mil cien, donde una adolescente tenía un propósito que cumplir...
Y tuvo que ser exactamente esa semana.
Ella, como siempre, se levantó. No se extrañó el no oír nada a su alrededor. Solo la madera crujir bajo sus pies, pues la casa ya estaba realmente gastada. Aún así, se resignaba a dejarla. Su gato fue el único que la recibió. Un maullido, un intento de arañazo y salir corriendo antes de que ella le gritara cualquier cosa.
Esas eran siempre sus mañanas.
Pero esa semana era especial. Especial en todo su reino. Era la Semana de los Muertos y de los Seres Sobrenaturales. ¿Qué opinaba ______ de todo esto? Sencillo: falso. No creía en las almas, ni en los hombres lobos y mucho menos en los vampiros. A parte de que, por culpa de la guerra entre reinos, también tenía un odio irracional hacia cualquier persona. ¿Por qué? Porque los enfrentamientos le quitaron a su familia. Así que, siempre que veía a alguien, se alejaba lo más que podía.
Por eso era solitaria.
Aunque eso no quitaba el echo de que cualquier otro o otra podría ser la excepción. Y ese era su amigo —y único— que la soportaba a pesar de su mal carácter hacia la humanidad. Kirishima era diferente a ella. Le gustaba hacer amistad con muchas personas y era un joven culto y agradable. Eijiro se juntó con ______ por curiosidad, y acabó siendo una persona importante para él y viceversa.
Así que, ¿por qué no?
______ decidió que para desmentir la Semana de los Muertos y de los Seres Sobrenaturales, iría al Terreno Prohibido con su amigo Kirishima Eijiro.
¿Algún mejor plan?
Todo saldría bien, ¿verdad?
『♡』
—Me aburro —comentó el pelirrojo, saltando una piedra—. Me aburro —repitió.
—Pues te aguantas —repuso ella—. Aún no es del todo de noche.
—Sí lo es, no veo nada.
______ suspiró pacientemente.
—Solo daremos la vuelta al bosque.
—¿Y si nos atacan?
—Todo es falso —replicó la muchacha, exasperada—. No nos ocurrirá nada.
—Pero es luna llena.
—¿Y? —preguntó mientras arqueaba una ceja y lo miraba.
—Pues que en las lunas llenas...
—Da igual —le interrumpió—. Es falso. No hay nada más que hablar.
—Pero Kaminari el otro día me dijo que vio a varias personas entrar en el bosque para no hacer daño a nadie —insistió el pelirrojo con una sonrisa burlesca.
