Capítulo 5

138 16 5
                                    

Maroon 5 - Lips On You

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Maroon 5 - Lips On You

En cuanto puso un pie en la universidad, supo que tendría el privilegio de volver a estar en un mismo lugar que ella, sabía que su exquisito aroma llegaría hasta sus fosas nasales así estuvieran a metros de distancia. Desde el día en que estuvieron en aquel salón, solos, supo que nunca olvidaría de manera sencilla aquel hormigueo que lo recorrió de manera placentera. ¿Era algo loco? Tal vez para otros sí, pues había un poco pasado más de tres meses observándola como acosador, tal como le había dicho su amigo, sin tener la oportunidad de acercársele siquiera; y de pronto, como un milagro de Dios, le habían brindado la oportunidad de tenerla cerca, así solo fuesen un par de horas; con eso le bastaba.

Observarla nunca había sido más placentero que ese día. De hecho, la primera hora estuvo perdido en la pequeña parte de su piel que se hacía visible por encima del cuello de su camisa. ¿Podría existir un tono de piel más hermoso que el de ella? No. La respuesta era más que clara y, estaba seguro, podía darla sin chistar.

―Oye ―susurró Abel a su lado―. ¿Cómo se llama la que está a su lado?

― ¿No se supone que es Amelia? ―habló bajito, pues la distancia a la que se encontraban sus asientos de los de ellas era casi nula. Pablo dedujo de forma inmediata las intenciones de su amigo―. Ni se te ocurra ―dijo mirándolo amenazante―, es la novia de Jack, recuérdalo.

―Ya, ya, ya ―dijo con sorna―. Aunque no creo que eso sea por mucho. Bueno, todo depende de lo inteligente que sea ella para darse cuenta de que la está engañando con Jessica. ―El último nombre lo mencionó con cuidado, creyendo que tal vez a Pablo eso le molestaría. Que equivocado estaba.

―Te conozco, Abel, más te vale dejar de pensar en lo que sea que tu mente esté maquinando. ―Podía querer mucho a su amigo, pero, en ocasiones, le molestaba el hecho de que solo quisiera estar con una mujer por simple placer, ilusionarlas para luego dejarlas sufriendo por algo que nunca llegaría a ser.

―No seas tan amargado ―reprochó―. Da igual. Según he escuchado por ahí, ahora que lo mencionas, la novia de Jack tiene gran historial con los chicos de esta universidad. La única diferencia justo ahora, es que ya sé de quién hablaban tanto. Puedes estar tranquilo, no me meteré con ella.

Pablo realizó una mueca. No confiaba de a mucho en las palabras de su amigo; conocía a Abel, no se quedaría tranquilo, mucho menos cuando la chica había captado su atención.

―Más te vale. No te conviene tener problemas con tu capitán, ¿o me equivoco?

―Bah ―bufó―, yo no pierdo los estribos por cualquiera. Aún no ha llegado quien logre que este pechito se dispute con alguien para tenerla.

Pablo no pudo evitar sonreír.

Estuvieron, durante cinco minutos exactos, intentando prestarle atención al nuevo tema que explicaba el profesor. Ambos estaban perdidos en sus mundos; Abel contemplando a semejante hermosura, y Pablo sin poder alejar su vista del punto que había logrado captar su atención desde el principio de la clase.

El silencio de sus ojos © (#Wattys 2019)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora