Capítulo 9

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OneRepublic - Secrets

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OneRepublic - Secrets.

No podía sentirse de aquella forma. Su cabeza, y cada recoveco de su cuerpo, eran presos de sensaciones nuevas e insufribles. ¿Por qué cuando creía que su vida ya era difícil llegaba él a complicarla aún más de lo que ya estaba?

La brisa gélida le acarició el rostro y le obligó a levantar la vista hacia la oscuridad del cielo. Se sentía perdida, sin un rumbo, de pronto todo a su alrededor parecía un bosque desconocido, un laberinto al que no le encontraba salida.

Los poros de su piel se erizaron ante el frio del ambiente. Lamentó no habérsele ocurrido llevar consigo algún tipo de abrigo, pero lo cierto era que no había imaginado que solo estaría en aquel lugar durante quince minutos. Se abrazó a sí misma, sosteniendo aun en sus manos el diminuto bolso de mano, intentando reconfortarse a sí misma. Agradecía que su amiga le hubiese hecho caso y no hubiese corrido tras de ella: necesitaba espacio... distancia; esa era la palabra adecuada.

Ciertamente, nunca en su vida había estado tan confundida, si él no le importaba ¿por qué sintió todo aquello al verlo besándose con aquella chica? Su cuerpo experimentó algo indescriptible, como una rabia que trató de dominarla en el momento, sintió que podía llegar al lugar donde se encontraban bailando y arrastrarla, y eso resultaba ser algo inconcebible para ella, pues los pensamientos violentos son impropios en ella.

Iba caminando sin rumbo alguno, pasaban de las diez de la noche y las calles de Bogotá se encontraban desiertas. Miró hacia atrás con dirección al edificio. Ya se encontraba bastante alejada del lugar, sonrió con ironía, ¿fue una tonta al creer que tal vez él saldría a su encuentro?

Miró hacia ambos lados de la calle en busca de un taxi, pero no contó con suerte pues ella parecía ser la única persona con vida por aquellos lugares.

Resopló frustrada. Ya había perdido la cuenta de cuantos resoplos y suspiros había soltado desde que salió de aquel lugar, quizás la carga que llevaba consigo era demasiado grande, le oprimía el pecho toda su situación.

« ¿Qué será de ti, Betsabé Balbuena?», se preguntó.

Siguió caminando hasta que el sonido de una moto captó su atención: dos chicos montados en la misma pasaron por su lado de manera brusca logrando sobresaltarla. Su cuerpo sufrió un escalofrió al distinguir la sonrisa malévola que había en sus rostros. Se quedó de pie en el mismo lugar, pues ellos parquearon la moto justo frente a ella sobre el andén. Sus ojos picaron en ese mismo instante, un miedo atenazador se apoderó de ella. Los dos chicos, cuyas edades oscilaban entre los veinte y veinticinco, se bajaron de la moto y caminaron hacia ella a paso lento, temerarios.

Betsabé sentía que el aire le faltaba, el ambiente se había vuelto denso. Las calles oscuras y desoladas le brindaban un aspecto aún más tenebroso a la situación.

El silencio de sus ojos © (#Wattys 2019)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora