Capítulo 7

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Bruno Mars - Just The Way You Are

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Bruno Mars - Just The Way You Are

Su respiración se encontraba tan alterada que no había podido normalizarla a pesar de que decidió no entrar enseguida al salón. Abel, que se encontraba a unos metros hablando con Camila, otra de sus conquistas, observó atentamente la tensión que emanaba del cuerpo de su mejor amigo. Dejó a la chica atrás, y se acercó de inmediato a Pablo.

― ¿Qué ocurre? ―le preguntó ubicando una mano sobre su hombro. Pablo se alejó por instinto. No se encontraba en muy buenas condiciones en esos momentos―. ¡Hey, tranquilo, hermano!

―No quiero hablar, Abel.

―Pues deberías hacerlo. Alcancé a ver que hablabas con ella, ¿qué ocurrió?

―No pasó nada.

― ¡Deja de negar las cosas, caramba! No estás así por cualquier cosa, Pablo. ¿Por qué te rehúsas a dejar que alguno de nosotros por lo menos te brinde un consejo?

―Es que ustedes no comprenden ―dijo con frustración. Se sentó en una de las bancas que había fuera del salón.

―No podemos comprenderte si no nos explicas con claridad que es lo que ocurre. No somos adivinos, Pablo. ―Abel se mostró serio en todo momento.

Pablo se quedó callado. ¿Tenía razón su amigo? Sí. Pero él no era la única persona en el mundo con problemas. Sabía que tanto Carlo como Abel tenían cosas con las cuales debían lidiar; lo último que él quería era volverse un peso más a causa de sus preocupaciones para ellos.

―Es por ella ―afirmó―. Me hierve la sangre de solo pensar en que no soy nadie en su vida como para intentar intervenir en ella.

―No comprendo, ¿le sucedió algo?

―Su rostro está completamente amoratado, su labio se encuentra partido, ¿feliz?

Abel comprendió la postura de su amigo.

― ¿No se caería?

Pablo sonrió con ironía.

―Deseo creer que fue por eso, pero, ¿de dónde..?, ¿cómo...? Simplemente no comprendo.

― ¿Qué es lo que no comprendes?

― ¡Maldita sea, Abel! Ella no pudo haberse caído así como así, ¡ese golpe es demasiado grande!

―No podemos afirmar nada, Pablo.

―Es que ese es el maldito problema. Quiero creer que tal vez ha sido un accidente, pero, ¿y si alguien se atrevió a ponerle una mano encima? ―A pesar de que quería negarse a aquella posibilidad, sabía que todo en la vida podía suceder, ¿pero quién?

―De igual forma, hermano, tú no puedes estar viviendo en una incertidumbre constante. ―Se sentó a su lado.

― ¿A qué te refieres?

El silencio de sus ojos © (#Wattys 2019)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora