Capítulo 14

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Justin Bieber - The Feeling

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Justin Bieber - The Feeling


Al principio les costó demasiado separarse. Cuando lograron hacerlo, juntaron sus frentes en un gesto íntimo. Betsabé sentía que volaba con la presencia de Pablo junto a ella. Sin duda alguna, él lograba transmitirle un sinfín de emociones nuevas, agradables..., abrumadoras.

Pablo le acariciaba la cintura con cariño. Un estornudo por parte de Betsabé lo hizo sonreír.

―¡Cierto, lo olvidaba! Amelia me dijo que habías estado enferma, ¿cómo sigues?

―Estoy un poco mejor. Aún sigo sin entender que fue lo que me estuvo mal.

―A mí me suele pasar ―calló durante unos minutos―. Amor, ¿podrías proporcionarme tu número de teléfono?

Betsabé se alejó un poco de su cuerpo. Pablo lamentó su ausencia.

―¿No lo tienes? ―Pablo negó―. Lo lamento; soy muy olvidadiza. El lunes iba a dártelo, pero...

―Pasó lo que pasó ―terminó Pablo―. Aun no comprendo que fue lo que sucedió, ¿por qué reaccionaste así?

Betsabé caminó hasta sentarse en el lugar en el que lo hizo por primera vez. Pablo rodó una de las sillas y la ubicó de tal manera que quedaron frente a frente.

―Suelo ser muy impulsiva, aunque no lo creas. No voy a negarte que... me molestó un poco la presencia de...

―Lorena. ―Betsabé asintió―. Ya te dije que lo del beso fue un error por parte de ella.

―Pero parecías muy a gusto ―reprochó.

―¿De dónde sacas esa idea, amor? ―la miró dura y fijamente, parecía enfadado.

Betsabé tragó grueso.

―No la alejaste de ti.

―Ya te habías ido cuando lo hice ―tomó sus manos―. Te juro que no quise besarla. Los únicos labios que moriría por besar el resto de mi vida son los tuyos.

Betsabé sintió un calor abrazador en su pecho.

―Le interesas ―puntualizó.

―¿Y? ―se encogió de hombros―. A mí la única que me interesas eres tú.

―Pareces muy arriesgado últimamente ―le hizo saber―. ¿A qué se debe ese cambio?

―A que contigo no debo perder el tiempo en juegos previos, amor; en cualquier descuido te me puedes ir de las manos.

Betsabé sonrió abiertamente. Al ver la forma en la que su acompañante la miraba, dejó de hacerlo.

Pablo negó con su cabeza.

―¿Por qué dejas de sonreír? Muy pocas veces lo haces y lo cierto es que tienes una hermosa sonrisa ―Betsabé se sonrojó. Pablo acarició su mejilla―. Sin embargo, me veo en la obligación de hacerte una petición.

El silencio de sus ojos © (#Wattys 2019)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora