Felipe Pelaez - Te Amo Y Te Amo
La soledad nunca fue tan mala compañera. O eso quería creer. Lo decía porque desde que sus padres fallecieron parecía ser su única compañía. De hecho, en ese momento pensó que la soledad era la única que la acompañaba cuando sus esperanzas quedaron por el suelo. ¿Y qué más podía esperar?, Pablo le había dado todo... absolutamente todo: sus sueños, sus esperanzas, su amor, y ella solo se encargó de declinar cada una de sus ofertas. Era doloroso imaginarlo siquiera entre los brazos de alguien más, cuando esa misma tarde ella había deseado con todo su ser tenerlo, perderse en él. Tal vez las historias no eran tan irreales como pensaba, pues en su vida se estaba repitiendo un suceso que había leído anteriormente: el chico detrás de la chica, se cansó de recibir solo migajas y se dio cuenta de que ahí estaba perdiendo el tiempo.
Porque Pablo seguramente se dio cuenta de que estar con ella era una pérdida de tiempo.
La almohada debajo de su rostro se encontraba húmeda nuevamente. Sus ojos eran la muestra clara de la tristeza que arrasaba con fuerza en su interior. ¿Habría llegado ya a casa?, ¿o prefirió irse con Lorena? Cuando pensaba en esa posibilidad se arrepentía de no haber salido de su escondite, lanzársele encima y dejarle en claro que él era suyo. Pero todo solo había quedado en lo que pudo llegar a ser y no fue.
De medio lado, observó el celular que sostenía en su mano con la esperanza de que él la llamara. Ya eran las once de las noche, pronto seria tres de Noviembre, y esa fecha especial y triste pasaría al olvido. Por alguna extraña razón, guardó una esperanza, esa que le decía que Pablo llegaría ahí, la buscaría, se la llevaría y le diría lo mucho que la amaba. Sin embargo, se hicieron las once y media y el silencio del apartamento de Amelia se sentía cada vez más tenso. Sus ojos habían comenzado a rendirse, estaban cansados, irritados a causa de las lágrimas.
La bruma del sueño ya se estaba adueñando por completo de ella cuando de pronto escuchó.
Un sonido parecido al de golpes sobre la puerta de la entrada logró alertarla. Se incorporó de inmediato, haciendo las sabanas a un lado, se sentó a orillas de la cama con su corazón descontrolado y aguardó... esperó para ver si no había sido cosa de su imaginación, de su necesidad por saber que Pablo había ido en su búsqueda. Parecía que habían pasado horas, tanto así, que estuvo a punto de volver a acostarse nuevamente; sin embargo, cuando estaba por meter sus pies entre las cobijas, volvió a escuchar.
―Bess. ―Su nombre. Esa voz. Sí era él―. Sé que estás ahí ―Parecía gritar con fuerzas―. ¡No te escondas de mí!... ¡Bess!
De inmediato se puso de pie, con los nervios encima, con su cuerpo tembloroso y anhelante. En el pasillo se encontró a una Amelia somnolienta y en pijama.
―¿Qué es ese escándalo? ―Al ver el brillo en los ojos de su amiga, no necesitó de una respuesta. Se acercó y le dio un apretón cariñoso en su hombro―. Ve por tu hombre.
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El silencio de sus ojos © (#Wattys 2019)
RomancePablo ha vivido toda su vida sumido en una oscuridad absoluta, con un pasado poco agradable de recordar y difícil de superar, viviendo en un mundo en el cual, quizás, no tenga oportunidad de avanzar. Por cosas del destino, su mirada se cruza co...