Fotografías.

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Comimos delicioso, hablamos, bromeamos y jugamos. De un momento a otro, ya todos tenían a alguien con quién hablar en parejas o en pequeños grupos. La música era agradable y el sonido del viento y las olas en la orilla de la playa hacían el clima del lugar muy pacífico.

Yo era la única que no hablaba con nadie, ni siquiera con Henry, quien prefirió ir a platicar con Clara y Raiza. Estaba frente a la fogata, acostada y jugando con la arena en mis manos. De pronto sentí un flash que cegó mis ojos, voltee la mirada y para mi sorpresa, estaba Asa sentado en un tronco. Me había tomado una fotografía instantánea, sonrió, sacó el pedacito de papel y la mantuvo en su mano volteando a verme, no dije nada, ni me moví, solo podía mirarlo y sonreir.

Quería ver la fotografía, pero no era capaz de decir una sola palabra en ese momento, sentía que mi voz empezaría a temblar, así que solo esperé a que él me la enseñara. Volteó a ver el pedacito de papel, que al parecer ya había revelado la fotografía.

-Wow... eres fotogénica. – Dijo sonriendo. Me sentía tonta sin poder hablar, pero entonces, él se acercó y se acostó a mi lado, en la arena, y me pasó la fotografía para que la viera.

-Eres buen fotógrafo. – Ya que no lo veía, pude hablar.

-Un fotógrafo no es nada sin su musa. – Agregó en voz baja, solo para nosotros.

Me quedé sonriendo como tonta, me sonrojé y esperé a que no lo notara, pero él tenía toda la cara hacia mi dirección, viéndome. Me senté en la arena y le pedí prestada la pequeña cámara para tomarle una fotografía a él. Me la prestó y lo hice.

-No me veo tan guapo... - Frunció el ceño.

Yo miré la fotografía de nuevo y la miré extrañada. El hombre se veía bellísimo, guapísimo y lo que le sigue. No me di cuenta entonces de lo que estaba diciendo después: - ¿Qué dices?, yo creo que te vez guapísimo. – Cuando me percaté de mi atrevimiento, sentí como mis mejillas empezaron a arder.

-¿Tú crees? – preguntó sonriente, buscando mi mirada que se encontraba en la arena.

-Sí. – Admití.

De pronto Asa se alejó, se puso detrás de mí, yo voltee y empezó a tomar más fotografías.

-La luz de la fogata te favorece mucho. – Dijo.

No sé qué mosca me picó de repente, pero empecé a posar para él, quien se tiró a la arena y empezó a tomar fotos que salían increíbles.

-Deberíamos tomarnos una juntos. – Dije tomándole la muñeca para que volteara a verme.

-Claro. – Sonrió y se acercó hacia donde yo estaba acostada, nos tomamos dos o tres fotos, en una de las cuales, él se atrevió a darme un beso en la mejilla. – Mira, nos vemos muy bien. – Dijo cuando la foto se reveló.

Nos volteamos a ver, los dos sonreíamos, nos analizábamos el rostro. Yo podía ver que sus ojos tenían un tono azul intenso por la oscuridad. De pronto, poco a poco veía a Asa más cerca de mi rostro, y sentía su respiración chocar contra mi cara, estaba a punto de deshacerse de los centímetros y besarme, pero algo sucedió.

Henry gritó porque se había quemado un dedo al intentar tomar más comida directo de la parrilla. Asa y yo volteamos rápidamente para ver lo que pasaba y nos incorporamos para ir a ayudar a Henry.

Emotions.Where stories live. Discover now