Me voy.

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A pesar de recuperar memorias de momentos progresivamente, decidí que era el momento de alejarme. Decidí que no quería hacerle más daño a nadie, así que tomé lapiz y un papel para escribir mis sentimientos por separado a Asa y a Cole.
Hablé con Aurora, ella entendió perfectamente, obvio intentó persuadirme para que no me fuera, pero yo ya había tomado la decisión.
Supe que volvería cuando estuviera lista. Solo quería volver a empezar, y estaba en mis posibilidades.
Un adulto tiene que hacer lo que un adulto tiene que hacer.

-Asa, tengo que hablar contigo. -Dije después de abrir la puerta y ver que se acomodara para un día más de cuidarme.
-Siento que esta conversación es seria. Parece que vas a romper conmigo... - soltó una risita nerviosa y volteó a verme una vez que se sentó en el sofá.

Sus palabras me parecieron algo reales, es decir, en cierta parte si estaba terminando con él, estaba por parar la situación. Al parecer mi expresión fue un poco severa para él, pues de un momento a otro su cara se volvió seria y el color se fue de sus mejillas, de haber tenido un rostro radiante, pasó a verse cansado y ojeroso. Sus ojos azules se pusieron tan fríos, que parecía que iba a llorar, pero no tenía rastros de humectación.

-oh... - emitió el sonido como si de un último aliento se tratase. - sí vas a terminar conmigo... -habló. - ni siquiera somos novios, pero... ¿porqué me siento como si lo fueramos? - parecía que ya había empezado a caerle mal, y todavía no le decía lo que iba a pasar. - pero, podemos ser amigos, ¿no? - rió levemente ante sus palabras, yo solo no sabía qué decir. -  aunque es lo que somos ahora... dime, ¿cómo es posible? - al parecer no lo iba a tomar nada bien.
-Asa... yo... lo siento. - no sabía que decir, necesitaba arreglar mis palabras, pero él estaba hablando mucho y al parecer decidió que terminé con él. Aunque no era muy alejado de la realidad. - mira... - Me senté a su lado y tomé sus manos. - necesito que estés bien, necesito que respires... sé que me quieres, y creeme que yo te quiero a ti, pero estoy muy confundida, y lo mejor es que vuelva a empezar de nuevo. - mi corazón comenzó a acelerarse como si hubiera empezado a correr.
Hubo un silencio entre los dos porque mi garganta se había vuelto nudos, Asa lo supo como si él sintiera lo mismo. Apartó una de sus manos de las mías y la llevó hacia uno de los mechones de mi cara para apartarlo y ponerlo detrás de mi oreja. Yo no quería verlo, sentía vergüenza de llorar ahí frente a él.
No pensé que sería tan difícil.

-No tienes que terminar conmigo, igual sabes que solo somos amigos, ¿no? - dijo con la voz un poco ronca. Al parecer el también estaba al borde del llanto.
-No, Asa... es que... no entiendes... claro, no te lo estoy diciendo, pero... lo haré.... - respiré profundo y voltee a verlo.

Sus hermosos ojos azules enmarcados por sus parpados rojizos por las ganas que se aguantaba de llorar, se encontraban húmedos. Parecía que le habían picado los ojos.
Tomé su cara sobre mis manos y lo admiré un momento, pedía a gritos que me besara y me hiciera cambiar de opinión, pero él no leía la mente y yo no iba a pedirle que me besara.

-Oh, Asa... - Suspiré pesadamente. Apreté los ojos y lo solté esperando que hubiese sido un sueño. - voy a irme.

Hubo un silencio, no escuché sollozos, ni nada, de hecho, creo que no escuchaba su respiración, solo la mía, agitada como mi corazón, como si acabara de correr un maratón.
Abrí ños ojos y miré progresivamente, primero nuestras manos, juntas, cálidas, en perfecta armonía. Subí mi mirada por su torso, su camisa azul de botones, con dos de ellos desabotonados, convinaba con sus ojos, aquellos en los que estacioné mi mirada al final.
Me miraba insistente, parecía en shock, pero también parecía tener muchas preguntas, parecía querer qur leyera su mente y le contestara.

-No voy a dejarte. - dijo de repente, y como si hubiera escuchado mis pensamientos de antes, me besó.

Sus labios tibios y suaves se posaron contra los míos. Abrí los ojos por la sorpresa, intenté separarme de él, pero no me dejó, me abrazó y siguió presionando sus labios contra los míos unos segundos más, no necesitó más tiempo, sola cedí ante su calor, ante su valor, ante su... ¿amor?
Abrí mis labios para atrapar los suyos, dandole así la señal de que podía seguir haciéndolo.
Mis manos que se encontraban en su pecho, intentando separarlo, no lo hacían más, e inconscientemente subieron palpando desde ahí hasta sus anchos hombros, y terminaron enroscandose alrededor de su cuello para darme más cercanía a sus labios y mi cuerpo al suyo.

Emotions.Where stories live. Discover now