Primera noche.

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-¿Quién era? – Preguntó Aurora cuando regresé a la sala.

-No era nadie.

-Fue una llamada muy larga para no ser nadie. – Dijo ella.

En ese momento voltee a ver a Cole, sus hermosos ojos azules me miraban de una manera extraña. No había visto ese tipo de tristeza en sus ojos. Me hinqué detrás de él en el piso y lo abracé por los hombros.

-Si dije que no era nadie, es porque no era importante, Aurora. – La miré fijamente.

Recargué mi barbilla en el hombro de Cole y besé su cuello. Olía tan bien que deseaba quedarme a vivir ahí, en el delicioso olor que su perfume y su piel combinaban.

-Hueles tan bien. – Dije inhalando profundo.

Sentí que Cole se estremeció un poco.

-Bueno... creo que yo sobro aquí, ¿verdad? – Dijo Aurora levantándose del sillón. – Los dejaré para que puedan tener su velada de primer día de roomies.

-Que te vaya bien. – Dije.

-Cierra bien la puerta cuando salgas. – Dijo Cole.

-Ya entendí, no tienen que correrme. De nada por la comida. – Caminó hacia la salida, se puso su abrigo y abrió la puerta para salir. – Disfruten el vino. – Dijo antes de salir. Entonces se fue.

-Pensé que jamás se iría. – Susurré a su oído.

Sentí de nuevo su cuerpo estremecerse, así que aproveché su sensibilidad para casarle más sensaciones. Mordí suavemente el lóbulo de su oreja y bajé a dar besos húmedos en su cuello.

-¿No estabas llena? – Preguntó.

-Pero de comida, de ti jamás lo estaría.

Me levanté y lo ayudé a levantarse, tomamos otra copa de vino sentados en el sillón. Cuando el calor corporal comenzó a subir, dejamos las copas para acercarnos y comenzar a besarnos. Hacía tanto que Cole no me besaba de esa manera, con tanta lujuria. Hacía tanto que no sentía sus manos en mis pechos y sus labios por otros lugares que no fueran los míos. Me sentía embriagada y no solo por el vino.

Por supuesto que tuvimos sexo en el sofá. Primer día de roomies, rompiendo las reglas del hogar.

-Lo siento. – dije jadeando al terminar derrumbada sobre su pecho.

-¿De qué hablas? – respiró profundo.

-Dijimos que no tendríamos sexo.

-¿Qué es una pareja sin eso?

-Tienes razón.

-Me encantas.

Cole levantó mi cabeza y dirigió mi cara hacia la suya para besarme.

El resto del día anduvimos deambulando por la casa, acomodando las cosas de Cole, y planeando que hacer para la cena. El día culminó con nosotros tirados en mi cama viendo una película.

-¿Puedo preguntar? – Dijo cuando se terminó la película. Pensé que se refería a algo que no había entendido.

-Dime.

-El que te habló era Asa, ¿verdad?

La sangre se me heló en ese momento. Percibí cómo sus ojos azules se clavaron como estacas en mi cara. Dudé en decirle la verdad.

-Sí.

-Lo supe porque, tu mirada de ilusión y tristeza lo decía todo. Aunque creo que tal vez te confundió, volviste muy callada.

No respondí.

-Estás dudando sobre estar conmigo, ¿verdad?, ¿fue una mala idea haberme mudado?

Voltee a verlo. Apretaba los labios y su mirada era triste. Me abalancé sobre él y tomé su cara entre mis manos. Lo besé.

-No estoy dudando nada, y tampoco fue una mala idea que hayas venido a vivir conmigo, ¿entendiste?, por supuesto que me pone mal una llamada de Asa. Pero no es que me importe demasiado. De hecho, le dije que no podemos salir, porque me habló para eso. – me alejé un poco.

-Supe que le gustas. ¿y si te lo dijera, te irías con él?

-¿Estás loco?, claro que me dijo que le gusto. Y no tienes idea del gusto que me dio, por supuesto, ¿a quién no le gusta que le digan esas cosas?, pero entonces lo barrí muy bien porque al instante metió a Clara en la conversación y decidí no contestarle nada de eso. No voy a tener una aventura con Asa, entiéndelo. Estoy contigo, te quiero y sé que tú a mí, sé que me respetas y yo lo haré contigo. Además me gustas muchísimo, no creo que podría dejarte.

-¿No pronto?

-No especules. Vivamos el hoy, ¿sí?, siente esto, estoy contigo y te quiero. – Lo besé. – Asa no va a separarnos. Confía en mí.

-Es que, puedo recordar cuando te escuchaba llorar...

-Creeme que no era por él, sabes que mi padre...

-Perdón por recordarte eso... - Me abrazó.

Nos quedamos abrazados. Me sentí una bruja y alguien muy afortunada por un momento. Cole era una maravillosa persona, no quería hacerle daño.

Al poco rato, nos quedamos dormidos. Era nuestra primer noche juntos.

Emotions.Where stories live. Discover now