Y desde entonces....

8 1 0
                                    


Jamás imaginé que una persona como Butterfield, pudiera ser tan sencillo, tan amable, amigable, lindo, simpático, y entre muchas otras cualidades que me hacían sentir que lo conocía desde siempre. Jamás imaginé que además de solo gustarme, también podría quererlo y llevarme bien con él.

-Que asco, no, a las pastas no se les pone lácteos. – Dijo él frunciendo el ceño.

-Claro que sí, puedes ponerles lo que quieras, verás que sabrá deliciosa.

-Difiero.

-Solo un poco, es más, solo le pondré a la mitad, si te gusta, le pongo a todo.- Dije alentándolo.

-Bueno, pero si no me gusta, no vuelves a cocinar para mí.

-Claro, es un trato.

Chocamos las manos y empecé a preparar mi deliciosa pasta con salsa de pimiento. Él solo se quedaba detrás de mí, mirando todo lo que hacía. Al terminar la salsa, la puse en un pequeño sartén, cuando calentó, puse una cucharada de pasta para revolverlo y cuando estuvo listo, lo pasé a un pequeño plato para que Asa lo probara.

-va a picar mucho. – Dijo.

-Claro que no, el pimiento no pica.

-Sí.

-Que no. Y no seas necio, abre la boca. – Dije enrollando poca pasta en el tenedor.

-No quiero.

Levanté el tenedor y lo puse cerca de su boca, él lo olió y se alejó, pero su mirada parecía proyectar el titubeo de su mente para decidir si probar la pasta o no. Cuando al fin lo hizo, cerró fuerte los ojos, intentaba anticipar que no le gustaría, sin embargo su expresión cambió rápidamente y abrió los ojos para encontrar los míos y soltar un sonoro "Mmmmmm".

-Te ha gustado. – Dije sonriendo. Él asintió con la cabeza. – Perfecto. Haré más.

Hice más salsa y terminé pronto, luego nos fuimos a la azotea de nuevo. Comimos lentamente, disfrutando la cena y el momento.

Asa había puesto música para ambientar, pues los dos estando concentrados en la comida, no queríamos ni hablar. Al terminar, solo nos quedamos tirados en el piso recargados en los pequeños sillones y sobandonos la barriga por haber comido tanto.

Por supuesto, yo había olvidado que tenía que manejar a mi casa, por lo que tomé unas cuantas copas de vino, que pensé no me harían efecto, pues teníamos mucha comida, pero me sentía un poco mareada.

-Creo que estoy ebria.

-Solo tomaste una copa.

-Dos.

-Aun así, no creo que sea mucho, ¿o sí?

-Sí, el vino tiene más alcohol que otras bebidas. Además, no tomo mucho alcohol.

-Bueno, no voy a dejarte ir así a casa.

No dije nada, no protesté, después de todo, estaba en la casa de mi actor favorito y "chico que me gusta", eché la cabeza hacia atrás, recargándola en el asiento detrás de mí. Pude notar, de nuevo, que podía ver las estrellas en ese lugar, parecía mágico, el clima ahí era cálido, y frente a mí se encontraba la persona que quería. Todo era perfecto.

-Jamás imaginé – dije mirando aun al cielo. – que existiría un lugar tan perfecto. – Suspiré

Noté que él se incorporó un poco y se acercó para quedar sentado justo a mi lado, cuando estuvo ahí, solo suspiró y volteó a ver las estrellas también. – Yo no imaginé que podría encontrar a alguien con quién disfrutar este lugar. Eres la primera persona fuera de mi familia que viene a este lugar, y ni siquiera con ellos era tan cómodo poder estar aquí.

Voltée a verlo, su pálido y pecoso rostro estaba boca arriba y sus ojos azules como el mar veían el cielo estrellado. En pocos segundos, ya lo tenía volteando a verme como yo lo veía, y a pocos centímetros de distancia el uno del otro, podía sentir su respiración alcohólica.

Inspeccioné cada milímetro de su cara, cada lunar y cada cabello que caía sobre su frente en tan solo 10 segundos, tiempo que parecía pasar muy lento. Asa se acercó un poco a mí y por poco pensé que iba a besarme, pero solo recargó su cabeza en mi hombro y suspiró de nuevo.

-Soy la chica, ¿no debería yo hacer eso? – bromee.

-¿Te incomodo? – Preguntó serio.

-Bueno, a veces, cuando es justo lo que intentas.

-¿Y te gusto más que antes de conocerme? – Volteó a verme.

Lo miré extrañada y cohibida por su repentina pregunta, no contesté pronto, solo lo miré detenidamente, sus ojos azules iban de arriba de mi rostro hacia debajo de éste. Respiré profundo porque no sabía cómo responder, era obvio que Asa me gustaba más, era guapísimo y siempre lo pensé. Cuando lo conocí, mi sueño se volvió realidad, y nada era mejor que conocerlo y poder platicar con él, sobre todo el estar ahí en su casa.

-Pues.... – lo pensé un poco más. – creo que sí, me gustas incluso más que antes. No todos los días se tiene a Asa Butterfield a punto de besarte, ¿o sí?

Asa abrió los ojos muy grandes y me miró con una sonrisa, parecía que lo había descubierto, o como si él hubiese descubierto algo. Sin decir otra cosa, solo volvió a poner su cabeza sobre mi hombro.


Emotions.Where stories live. Discover now