¿Quién, cómo, cuándo?

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Desperté adolorida, voltee a todos lados. Estaba en un lugar completamente blanco, parecía impecable y olía a cloro y medicina, del lado derecho toda la pared tenia ventanas por las que entraba luz que hacía ver aquél lugar más puro. A mi lado izquierdo, sentada en una silla-sillón que parecía muy incómoda se encontraba una chica rubia muy guapa, estaba dormida y respiraba tranquilamente, a pesar de lo incómodo de esa silla.

"¿Qué pasó?" – Me preguntaba internamente.

Noté que el cuerpo me dolía horrores, sobre todo el cuello. Voltee hacia la puerta, pues un movimiento captó mi atención. Entró una enfermera, se paró frente a mi cama y tomó una tabla transparente de la cual colgaban unas hojas, lo que supuse era mi historial médico.

-Buenos días señorita Jasmin.

-Buenos días.

-Es bueno que al fin despierte, estaba empezando a preocupar.

-¿Cuánto tiempo llevo aquí? ¿Qué pasó?

La enfermera quitó la vista de las hojas que tenía frente a su cara y volteó a verme con el entrecejo fruncido.

-Espero que solo esté confundida, señorita. Le haré unas preguntas para saber su estado actual, y otras que su amiga no pudo contestar.

Voltee a ver a la chica rubia de la silla incómoda, seguía dormida. La enfermera me comenzó a hacer preguntas básicas como mi nombre completo, mi edad, estado civil, nombre de mis padres, hermanos y un largo etcétera de enfermedades tanto físicas como psicológicas.

-¿Sabe porqué está aquí?

-Realmente no.

-¿Qué es lo último que recuerda?

-En realidad no hay algo "ultimo que recuerde", sé todo lo que me preguntó antes pero, mi mente está muy confundida.

-Intente un poco.

Me esforcé por recordar algo sobre mi vida. Noté que la rubia se había despertado, pero no me di cuenta de cuándo, solamente me miraba extraño.

-Jaz, ¿Quién soy?

La miré con detenimiento, su rostro no me parecía familiar.

-Yo, no lo sé.

Sentí un poco de pena al ver como los ojos de la chica se llenaban de lágrimas. Se levantó y miró a la enfermera.

-¿Qué está pasando? – Preguntó.

-No puedo hacer este diagnóstico, llamaré al doctor.

En menos de un minuto, un hombre alto de cabello negro y aparentemente de unos 40 años, muy bien conservado, me estaba examinando y haciéndome muchas preguntas personales a las cuales yo no tenía respuesta.

Me hicieron un montón de análisis, me llevaron a analizar mi cerebro y de nuevo volvieron a hacer preguntas.

-Me temo que su amiga sufre de amnesia. – Dijo el doctor mirando a mi amiga con severidad. – Deberemos tenerla unos días más en observación, así sabremos si podrá volver a recuperar la memoria.

Emotions.Where stories live. Discover now