Disculpas aceptadas... creo.

6 1 0
                                    

Aurora había ido a estar conmigo en las noches, en los días Asa se quedaba conmigo, otros días venía Andrés a verme, y en una ocasión se asomó Clara por mi casa.

-Hola, linda, pasa. – La recibí.

-Gracias. – Ella me dio un beso en la mejilla y entró a mi casa, le ofrecí agua y té, los dos los aceptó.

-¿Qué te trae por aquí? – Pregunté mientras ponía el agua para el té.

-Vine a ver cómo estás, hace poco me enteré de tu condición... - Dijo con un poco de pena.

-Perdí la memoria, sí.

-Y quise venir a visitarte, me pareció importante. ¿Te acuerdas de mí?

-Claro que me acuerdo de ti. He recordado muchas cosas, de hecho... de lo único que no me acuerdo es de que... Cole Sprouse... - Sonreí. - ¿Puedes creerlo?, Cole Sprouse es mi novio. – Toqué mi cabeza y voltee al piso intentando recordar. – Que locura.

-Sí. – Sonrió.

-Y dicen que también le gusto a Asa butterfield, ese es otro dato del que no me acuerdo, pero también dicen que me dejó ir por otra, así que supongo que no es tan bueno, ¿o sí?

-Pues, todos tenemos nuestro corazón, y muchas veces no somos conscientes de lo que nuestro corazón nos dicta.

-O lo que tus genitales te dictan. – Reí y ella también lo hizo, pero lo hizo de forma un poco incómoda. - ¿Estás bien?

-Sí... Es solo que... - Sonó la alarma de microondas marcando que el agua ya se había calentado. – Oh... ya está listo.

-Sip. – Me acerqué al aparato y saqué dos pequeñas tazas llenas con agua, las puse sobre la mesa y regresé a las puertas de la alacena para buscar galletas. – ¿Te gustan las chispas de chocolate?

-Sí.

-Bien. – Tomé el jarrón lleno de galletas y puse unas cuantas en un plato para que las dos pudiéramos tomar de ahí. – Listo.

-Se ven muy ricas.

-Lo son, estas en especial son mis favoritas, el otro día Asa me ayudó a hacerlas.

-¿Asa estuvo aquí?

-Sí... - Dije dándole vueltas con mi cuchara a mi té. – Viene casi diario, a veces tiene cosas que hacer y me toca quedarme sola... ya sabes... tienen miedo de que olvide más cosas o de que me dé un ataque de epilepsia, se supone que aun estoy en revisión.

-Entonces, ¿No deberías estar internada?

-No, no es tan grave, ya no tengo más síntomas que estos únicos recuerdos que están perdidos por algún dado de mi cerebro, pero el doctor dice que tarde o temprano aparecerán porque no aparecen lesiones en mi cerebro.

-Ahhh... mira, ya que mencionas a Asa... te ayudaré a recordar.

-Dime. – Tomé un sorbo de té.

-Yo soy esa con la que andaba Asa.

Me quemé la lengua, absorbí el líquido debido a una inhalación de sorpresa, eso causó que me asustara y tirara mi taza, el agua me cayó encima y me quemé el pecho, el vientre y las piernas.

-¡AAH, RAYOOOS!, - Grité. - rayos rayos rayos. – Repetía una y otra vez intentando despegarme la ropa de la piel.

-¡Rápido, quitate todo! – Habló por su adrenalina.

No lo pensé dos veces, en cuanto escuché sus palabras me quité la ropa sintiendo al instante un gran alivio en la piel, la cual se encontraba roja e irritada. Me tapé los pechos, pues generalmente no usaba sostén, me excusé con Clara y me metí en el baño de la planta baja para tomar una bata de baño.

Minutos después, Clara ya estaba tratando mis heridas con trapos húmedos y fríos para que no se me hicieran ampollas. Le indiqué en donde se encontraba mi botiquín de emergencia para que tomara una pomada para quemaduras, fue por ella y la untó primero por mis piernas.

-Lo siento mucho. – Decía mientras aplicaba la crema por mis piernas.

-No te preocupes, no fue tu culpa. – Dije viendo con atención como la crema tapaba las rojeces de mi piel.

-Bien... pero también me refería a lo otro. Tú sabes, lo mío con Asa.

-Oh...- no sabía que decir. Estaba segura de que en las últimas semanas me había apegado mucho a Asa, a su compañía, y de acuerdo, el chico si me atraía un poco, pero me sentía culpable porque supuestamente, Cole era mi novio. – Tú no te preocupes... por lo que sé, él y yo no hemos sido nada nunca, solo amigos.

"Solo amigos... solo amigos..."

-¿Estás segura de eso? – me miró con un poco de culpa.

-Completamente. Mira, no voy a pelear por un chico.

-Gracias... de todas formas... él y yo terminamos... al parecer le gustabas mucho... o le gustas mucho, con eso de que él es el que te cuida.

Aquello me dejópensando aun más. Él se había mostrado muy atento todo este tiempo, gracias a él estaba recordando algunas cosas, y otras me sonaban a dejàvú. 

Emotions.Where stories live. Discover now