¿No me recuerdas?

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Narra Cole.

No podía concebir la idea de que Jaz me dejara de recordar, sobre todo la idea de que me dejara de amar. Durante los últimos meses, ella había sido todo para mí, y el día que me tuve que regresar a América, aproveché el malestar estomacal de Aurora para confesarle a Jaz por segunda vez que la amaba.

-¿Sabes? – Llamé su atención, me acerqué al sofá en el que estaba sentada y me senté a su lado. – Ya sé que no me recuerdas, por eso tengo que contarte lo que pasó entre nosotros. – Ella me miraba con atención y con una expresión de incomodidad que por un momento me hizo pensar que debía parar. - ¿Quieres que pare?

-No, por favor. – No dijo más.

-Como dijo Aurora, tú y yo somos pareja. Nos conocimos en un bar de un hotel y te cansaste de que yo hablara tanto – Sonreí nostálgicamente. – Así que me pediste que me callara y que nos fuéramos a otro lugar porque lo único que querías era tener sexo. – Al escuchar esto, abrió los ojos sorprendida.

-¿Yo hice eso?, ¿qué clase de persona era?

-No te juzgo, estabas aburrida y el imbécil de Asa te había hecho sufrir.

-¿Ya conocía a Asa?

-Sí. A ti te gustaba, al parecer los dos se gustaban, pero él decidió tomar su camino con alguien más... - Sabía que estaba diciendo las cosas mal, pero tampoco era mentira.

-¿Y porqué me dolió?

-Porque cuando pasó lo de tu padre, tú pensaste que él iba a esperarte, pero... - Entró Aurora a la sala, Jaz hizo una mueca que ella comprendió como "vete" y subió las escaleras para alejarse. – pero, - volví a retomar. – él no lo hizo, y solo comenzó a andar con alguien más, pero tú ya estabas muy enamorada de él, y yo no sé que es lo que le vez, la verdad, es flacucho, parece un esparrago, y tiene esa cara tan rara, los ojos separados como un alien, y... - Me di cuenta que sí lo estaba juzgando, ella solo me miraba divertida.

-Bueno... - suspiró. – entonces, ¿tú eres mi pareja porque te usé para olvidar a Asa?

Nunca lo había pensado de esa forma, y ella lo dijo tan fácil que por un momento me sentí molesto con ella, pero no tenía la culpa, por supuesto, ella ni siquiera recordaba nada, tampoco recordaba que me amaba.

-Pareciera que sí... - Titubee. – Pero, en realidad, nos hicimos amigos primero.

-Amigos que follaban. – Dijo sin pudor.

-Sí. – Sonreí. – Amigos que follaban, pero lo pasábamos muy bien porque no era lo único que hacíamos, hablábamos mucho de todo, después me di cuenta de que te amaba pero tú no lo querías aceptar, luego me aceptaste y la última vez que nos vimos, me dijiste que me amabas.

-Oh Cole... todo suena tan bonito. – Se acercó a mí y se recargó en mi hombro. – Me encantaría recordar que te amaba.

Tenía el corazón tan lastimado en ese momento, solo quería abrazarla y que por arte de magia recordara todo lo que habíamos vivido juntos, pero no podía obligar a su mente a recordar.

Cuando tuve que irme, me despedí de ella en la entrada de su casa, la abracé, y después sin pensarlo, planté mis labios sobre los de ella, como un recurso desesperado de que en el último momento se acordara de mí y de su amor por mí.

Sentí cómo se paralizó al momento. Mis lagrimas comenzaron a salir, pues mi alma no soportaba más la desesperación. Ella siguió mi beso lentamente, y por un momento sentí que podía funcionar, pero al terminar, ella solo se alejó de mí para mirarme confundida.

Al irme, solo podía seguir pensando en la confusión de su mirada, en la frialdad de sus palabras, y durante mi vuelo a América, solo pude pensar en una sola cosa: Tal vez ella no me amaba, y tal vez, nunca iba a volver a recordarme, las probabilidades eran altas.

Miré por la ventanilla y suspiré. Hice lo que ella no podía: Recordar.

Recordar todas aquellas veces que la abracé y ella correspondía con cariño, cada vez que tocaba su piel y ella podía responder a mis caricias, cada vez que con sus besos y caricias me demostraba que me quería, que con sus pequeños actos: cocinar para mí, dedicarme una canción, invitarme a vivir con ella, todas esas cosas, me decían que me quería. Recordé la primera vez que le hice el amor y no solo sexo.

Entré en pánico de nuevo, no podía lidiar con la idea de perderle. Iba a volver a enamorarla.

Emotions.Where stories live. Discover now