Miré detenidamente el objeto en mi mano, era una Amigo Ball, una Pokéball de diseño rustico, originaria de Johto. Fue hace más de un mes que obtuve dicho objeto, del inconsciente cuerpo de uno de los comandantes del Team Neo Plasma. La sensación que su material poroso me trasmitía, era cuanto menos extraña. El porqué estaba mirándola justo en ese preciso momento, la verdad es que ni yo lo sé. Recuerdo haber despertado, y tras alimentar a mis Pokémon, me encontré con una nota que fue deslizada bajo la puerta de la habitación. "Búscame en la habitación UR-65".
UR, es la terminación usada para determinar el área donde están ubicadas las habitaciones de los líderes de gimnasio. Lo sabía, ya que en el documento que se nos envió, se destacaban todas las zonas habitacionales, desde aquellas para los invitados, hasta la sección exclusiva para miembros de Alto Mando y personas VIP. No se me dificultó el saber quién me envió la nota, solo Sabrina sería tan perspicaz para deducir cual era específicamente mi habitación; o al menos eso deseaba pensar. Lo cierto es, que estaba nervioso por ello mismo. La idea de que ella sea la llave para abrir la puerta que ha estado cerrada por seis años, me resulta abrumadora.
Así que, con el fin de matar tiempo mientras alargo mi visita a la psíquica, terminé por procrastinar de mil y una formas. Agoté cada opción que tuviera a mano, desde analizar a todos los participantes restantes del torneo, aunque no muy bien, pues no podía concentrarme en ello, hasta ponerme a jugar videojuegos en el HoloCaster. Lo ideal era buscar cualquier excusa para no salir de mi cuarto, y eso eventualmente me llevó a donde me hallaba; mirando esa Pokéball, que robé de manos de mi enemigo. Entre más la ojeaba, más incómodo me sentía con la idea de tenerla en mi poder. "¿Por qué me hace sentir tan culpable el haberla tomado?". Era esa maldita sensación intuitiva, que cada vez que se hacía notar, taladraba hasta lo más profundo de mi consciencia.
Finalmente devolví el objeto a mi mochila, despejando mi mente de dudas como: "¿Y sí me equivoqué? ¿Qué pensará en éste momento ese Garchomp? ¿Qué pensará su entrenador?". Sé que tener a ese Pokémon me hace una presa prioritaria del Neo Plasma, pero ya no hay vuelta atrás ante la decisión que tomé.
Suspiré y llamé a Raichu, el cual se hallaba recostado al lado mío; ambos salimos de la habitación. Noté como el roedor se estiró sobre su cola flotante un par de veces, y luego se me adelantó, como si fuera llamado por algo.
–¡Raichu! –El tipo Eléctrico/Psíquico me ignoró y siguió su camino, a una velocidad bastante considerable.
Cuando Raichu se detuvo, pude recuperar todo el aire que perdí durante la carrera por todo el piso habitacional. Levanté mi acalorado rostro con el fin de reclamarle, pero me encontré con unos delicados pies con uñas pintadas de morado, ambos calzaban unas sandalias del mismo color. Al buscar a la que, suponía, era su dueña, me topé con el sonriente rostro de Sabrina.
–Siento haber hecho que Raichu viniera de esa manera, pero como te estabas tardando, no estaba segura de sí vendrías por ti mismo. –La miré interrogativamente, a lo que ella respondió, probablemente "leyendo" que le preguntaría. –Se me hace muy fácil comunicarme con los Pokémon con habilidades psíquicas, lo que hice fue decirle que viniera rápidamente, que era por el bien de su entrenador. Y hete aquí... Bueno, no creo que desees quedarte todo el día ahí parado. Sé que tienes una batalla en menos de una hora, así que entra de una vez.
Sin responder nada, pues no lo hallaba necesario, ingresé a su habitación. En esencia era lo mismo que la mía; estaba amueblada por una cama individual con sábanas blancas, al igual que las cortinas, y una mesa de noche; contaba con espacio suficiente para dejar salir a todos sus Pokémon, al menos aquellos que no fueran demasiado grandes. Lo cierto es que sus palabras eran más que verdaderas... Por perder todo el tiempo con el que contaba, ahora estaba en contratiempo para hacer lo que fuéramos a hacer.

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Umbral de los Recuerdos
Fanfiction"Otra vez me hallaba a mí mismo observando fijamente aquella edificación, una casa modesta de color marrón claro, tirando a un crema oscuro, con un gran ventanal que da vista a las gradas que llevan al segundo piso, y una puerta de roble en el medio...