Umbral de los Recuerdos

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–... Por lo que veo, no hay señal alguna de abuso sexual. Hay señales de abuso físico leve, como pequeños hematomas y raspones, pero nada que pueda haber comprometido su vida. Ella también presenta señales de inanición y deshidratación, así que es probable que la mantuvieran aislada. En cuanto a su salud física, pueden estar tranquilos, ahora que ya fue rescatada, lo peor ya pasó. –Dictaminó el doctor, un hombre de poco más de medio siglo de edad, tras analizar por un momento su ordenador. Al escucharlo, Serena se dejó caer sobre la silla del consultorio; en sus ojos aún eran apreciables las lágrimas que forzaron su salida durante la tensa espera. Yo, entonces, finalmente me di el lujo de liberar el aire que mantenía retenido en mis pulmones, aliviado. Pero, ¿acaso era momento de sentirme así?

Tal vez alguien más optimista habría dicho que sí, al fin y al cabo, era la primera buena noticia que teníamos en varios días. Yo quería ser un poco más optimista a pesar de lo acontecido desde que recuperé parte de mi memoria, así que me permití al menos disfrutar de la falsa calma que nos traía el diagnóstico del doctor. Claro, como todo momento de paz en mi vida, éste solo duró una fracción de segundo, antes de que el doctor matara el ambiente de alivio y lo reemplazara con uno de melancolía.

–... ¿Entonces no hay forma de curar su amnesia? –Cuestionó, afligida, la chica a mi lado. Como era de esperarse, el diagnóstico referente a la memoria de Yvonne no era bueno.

–Me temo que no. No veo como la medicina tradicional pueda hacer nada por ella. Aparentemente, su pérdida de memoria no devino de ningún factor físico, ni interno ni externo. Como ya les dije, los secuestradores no la agredieron con fuerza letal, y su cabeza tampoco fue expuesta a ningún daño. Realmente es probable que la amnesia provenga de un factor psicológico, y esos casos suelen ser lo más complejos de tratar... Les puedo recomendar a un buen psiquiatra, pero nada más. –La pelimiel aceptó la oferta con desamparo y agradeció al pediatra por el servicio tras recibir un par de consejos médicos. Como carente de alma, la chica volvió a levantarse del asiento y salió del consultorio, escoltada por mí.

El día, hasta el momento relatado, ya estaba postulado para ser uno de los más difíciles de mi vida. Todo comenzó cuando Yvonne realizó esas fatídicas preguntas; eso catalizó el dolor y la desesperación. Serena no supo que responder, así que tuve que ser yo quien dio la cara por ambos; ver a la niña tan confundida fue doloroso de conllevar. Por suerte, si es que puede considerarse eso, Lusamine y Bill ya estaban preparados para un caso similar, así que rápidamente nos sacaron de la habitación donde estaba y aislaron a la niña. Serena aún estaba en shock, por lo que la llevaron a la habitación donde antes había estado yo.

En ese momento, inseguro de como actuar, decidí que lo mejor sería informarme. Al parecer Yvonne y yo estuvimos en el coma del Ultranseunte por un par de días; poco tiempo, probablemente debido a una relativamente baja exposición al Ultraumbral. El cómo fuimos rescatados fue lo segundo que pregunté. Fue gracias a que Jeit Phraser se enteró de mi misión suicida, que él decidió que lo mejor sería intentar acabar con el Team Rainbow Rocket aprovechando mi desesperada acción.

La Milicia de Oposición a Aether partió poco después de que Gladio los contactara, minutos antes de que nosotros partiéramos de Kanto a Alola. Yo no sabía nada, tampoco Serena, pero los científicos y los Aether sí; MOA sería el plan de contingencia. Jeit Phraser salió de Unova en una de sus aeronaves, y relativamente pronto se encontró sobre el Altar del Sol. Tras una rápida evaluación, en la que Clemont determinó que la nave soportaría la energía del umbral, Phraser y sus agentes se adentraron en éste.

Para ellos fue más sencillo navegar dentro, gracias a la tecnología de propulsión que desarrolló el área científica de la milicia, así que llegaron mucho más rápido a su destino de lo que yo lo había hecho a lomos de mi Pokémon. Pero, para sorpresa suya, lo que encontraron al final del umbral fue a Yvonne y a mí, vagando a la deriva del coloso de luz y oscuridad. Una vez nos ingresaron en la aeronave y determinaron que ambos habíamos estado expuestos al umbral, decidieron que salvar nuestras vidas sería prioridad, así que regresaron al punto de entrada; Clemont aún tenía el umbral abierto, así que no hubo problemas para ello.

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