Enemigo de la muerte; a lo largo de mi vida he realizado muchas locuras que pensaba imposibles, pero nunca llegué a considerar que podría ostentar un título como ese de manera literal. Pensé en eso, mientras veía a la bestia alada directo a sus ojos. Yveltal poseía un aura tan densa, que era abrumador el simple hecho de estar ante él. Su cuerpo irradiaba una especie de manto oscuro, que se tragaba toda esperanza y sentimiento de alegría; al final, solo el temor, odio y pena quedaban en quien se atreviera a posarse delante suyo.
Recuerdo haber leído respecto a eso en algún libro de la biblioteca del cuartel del Team Rocket, recuerdo que, al hacerlo, pensaba que esa era una habilidad muy interesante; Aura Oscura era su nombre. Su efecto, en combate, es el de aumentar la potencia de los ataques de tipo Siniestro, otorgándole una enorme ventaja a su único poseedor. En papel resultaba genial, incluso me deleitaba imaginando lo que podía hacerles a mis enemigos con un Pokémon así en mi poder. Era casi corrosivo...
Pero ahora que tenía que enfrentarlo cara a cara, mi opinión difería mucho de la de entonces. El que apenas pudiera mover los músculos de mis ojos, decía mucho al respecto. Estaba paralizado del miedo, con mi cabeza llena de pensamientos negativos. Imágenes de muerte y desolación, con Yvonne y Serena en todas ellas; todo se veía tan real, que un reflujo de vomito estaba amenazando con salir de mi garganta. Era tan real, que por mucho que mi instinto me rogara que escapara de ahí, mis pies simplemente no podían moverse. Me sentía estúpido por creerme la ilusión, pero aun así no había nada que pudiera hacer para escapar de ella.
Quería escapar, pero no podía; quería gritar, pero no podía; quería llorar, pero no podía; quería vivir, pero ya no podría. La amenaza de muerte era latente, sobre todo en el estado en que me encontraba. Con las lesiones que poseía, ya no era más que una pesada carga. Sabiendo eso, pensé en decirle a Calem que escapara, que me dejara atrás y se salvara él. Ultimadamente, le pediría que cumpliera las promesas que yo no pude...
–... Ash... No, no... ¡Red! Red, necesito que me ayudes aquí. –Mi mente estaba nublada a tal punto, que las voces que captaban mis oídos se percibían tan lejanas que solo escuchaba su eco residual. Creía ya no estar solo, pero así me sentía en ese momento. Una vez más había sido abandonado, esta vez en serio. En ese mundo al cual me desterró Yveltal, en verdad estaba completamente solo. –¡Mierda, no reacciona! ¡Carajo, no sé si Élec pueda soportar mucho más! ¡Kanga, necesito que aguantes un poco más! ¿Sceptile, crees que puedas ayudarme?
–¡Scep, Sceptile!
–¡Gracias! No sé qué movimientos sabes, así que tendrás que arreglártelas por ti mismo...
–¡Tile!
–Perfecto, al menos así nos la podremos arreglar en lo que llegan refuerzos... Si es que lo hacen... ¡Mierda, no debí haber venido sin un plan de contención! ¿Ahora qué hago? ¡Red! ¡¡Red!! ¡Por Arceus, reacciona ya!
El mundo en el que me hallaba permanecía imperturbable, como el interior una esfera de cristal, aislado del mundo exterior. Ese mundo, cargado de emociones negativas, poseía una atmosfera turbia y pesada, tanto que me hacía apenas posible el respirar. Inhala, exhala, inhala, exhala, in...ex... exhala, inhala, inhala, inhala. Me estaba quedando sin aire, mis pulmones se sentían vacíos, a pesar de que mi pecho se inflaba cada vez más. Iba a morir ahí, ahogado en una ilusión creada por Yveltal. Iba a morir ahí, donde se hallaban los cadáveres de las dos chicas que habitaban aquella casita en Vaniville; en verdad era el fin...
–¡¿Red?! ¡Me lleva Giratina, no está respirando! ¡Li'l Kanga, ven, necesito tu ayuda! –El mundo se desvanecía, todo se estaba difuminando al negro... –Bien, oprime aquí ¡Con fuerza! ¡No dejes que muera! ¡Mierda, mierda! ¡Élec, aguanta un poco más! Pondré más Restaurar Todo en tus patas, dame un segundo... ¡Li'l Kanga, sigue así, oprime su pecho con más fuerza! Mierda... ¡Kanga, aguanta un poco más! ¡Usa Atactrueno y cuando Yveltal éste aturdido lo atacas con Megapuño!
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Umbral de los Recuerdos
Fanfiction"Otra vez me hallaba a mí mismo observando fijamente aquella edificación, una casa modesta de color marrón claro, tirando a un crema oscuro, con un gran ventanal que da vista a las gradas que llevan al segundo piso, y una puerta de roble en el medio...