En la Boca del Mightyena

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–Hmm... Parece que por ahora todo se está desenvolviendo como debería... –Aparté la mirada del efervescente campo de batalla y miré a los tres individuos, de piel azulada, a mi lado. –¿A partir de ahora que harán? Sus Ultraentes parecen ser bastante poderosos, así que creo que podrían ser de ayuda si se unen a la guerra.

–Mil disculpas por rechazar su propuesta, señor. –El hombre al que una vez salvé, agachó la cabeza de manera respetuosa, haciéndome sentir un poco incómodo. –Nosotros esperamos por semanas el momento de atacar. Esas personas... –Señaló los cadáveres o, mejor dicho, la carne apelmazada que era sus cadáveres. –... Ellos, contando al hombre que mató la ocasión que me liberó del yugo que me oprimía, eran los encargados de manejar la obra esclava. Nos querían obligar a atacar otro mundo; le diría más, pero es todo lo que pude averiguar. Como tal, ellos eran nuestros esclavistas, y estaban a cargo de las celdas donde se encuentra mi gente. Mi deseo, nuestro deseo, es liberar a los supervivientes de nuestra raza y abandonar este páramo desolado...

–Entiendo. –Respondí asintiendo. –En ese caso, aquí se separan nuestros caminos. –Su ayuda habría venido bien, pero realmente no creía que fuera necesaria. Con Cynthia y Lance manejando los dos equipos, vencer a los soldados del Team Rainbow Rocket no sería un problema. Y en cuanto a lo demás, bueno, solo mis manos se mancharían con la roja sangre de aquellos que dominan dentro de la mansión.

–Ehmm... –Una de las mujeres que acompañaban a Dulse, una chica bajita, con una coleta pelirroja expuesta al viento, exclamó. Volteé a verla, y su cuerpo delicado tembló. Después de verme ordenarle a mis Pokémon torturar de manera tan fría, no me extrañaba su actitud. Yo mismo, antes del coma, me habría despreciado.

–¿Sucede algo? –Pregunté, con el objetivo de instarla a hablar.

–Ehmm... S-Sí. –Sin decir nada más, señaló a un lado mío. Al voltear hacia el lugar que apuntaba, noté el cuerpo molido a golpes de Archer.

–Ahh... Ya entiendo. Lo que Zossie trata de decir, es que él, el líder, tenía la llave de las celdas. –Asentí, comprendiendo la situación. Me acerqué a la masa de carne e inspeccioné entre el traje roído, sentí algo metálico en la bolsa de la camisa. Al tomar el objeto, me topé con una llave metálica. Sin dudarlo, se la lancé a Dulse. Tras atraparla en el aire, el hombre sonrío agradecido. –¡Gracias, ahora, si me lo permite...!

–Solo una cosa, ¿dónde están los calabozos de los que hablas? –No era información vital, pero si éstos se encontraban en la mansión, entonces existía el riesgo que Dulse y sus compañeras se metieran en mi camino sin desearlo.

–Mhmm, ¡claro! –Señaló a una zona tras de mí. Ahí solo había montañas, era una zona un tanto alejada de la mansión. –En una cueva ubicada entre esas montañas.

–Bien. En ese caso, este definitivamente es el adiós. Como sea, gracias por ayudarme cuando me hacía falta. Supongo que eso es todo. –Dulse agachó una vez más su cabeza ante mis palabras, y tras eso, acompañado de las dos mujeres, se alejó en dirección de los calabozos.

No es que me importara demasiado, pero al menos sabía que no caminaban hacia su muerte; con el ataque a gran escala que estábamos presentando, sería estúpido que alguien se quedara atrás por un grupo de esclavos. Al menos no alguien que pudiera hacerle frente a los Ultraentes. "Adiós, habitantes de Ultropolis. Lamento haber fallado en derrotar a Necrozma, tal vez si lo hubiera hecho, todo habría sido diferente... Ahora, debo dejar de pensar en eso y enfocarme en cumplir mi último objetivo antes de poder pensar en estabilizar mi vida".

Miré la espalda de los tres entes alejarse en la distancia, contrario al campo de batalla, y entonces miré a éste último. Los ataques iban y venían, Pokémon caían y se levantaban, era en verdad una guerra. Suspirando, caminé por sobre un dique de escombros y salté a la planicie de tierra negra. Ya había regresado a Infernape, y Raichu me seguía de cerca. "Es hora de que te nos unas, amigo mío". Liberé a Greninja y le indiqué que vigilara desde las sombras.

Umbral de los RecuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora