–¡Infernape, yo te elijo! –Grité, una vez el árbitro indicó que podíamos retomar el combate. Inhalé y exhalé lentamente, oxigenando mis ideas. No podía dejar de pensar en la manera en como llamé a Raichu; sobre todo porque nunca antes lo había hecho. "Fue solo un error, eso es todo...", me dije a mi mismo, dejando el tema de lado, al menos hasta la siguiente sesión con Sabrina. Por suerte, al parecer nadie se percató de mi desliz, así que no me vi en la incómoda necesidad de explicarme al respecto.
–Has peleado bien, pero me aseguraré de que no pases de aquí. Ahora verás al Pokémon que acabará con el resto de tu equipo. ¡Garchomp, sal ahora! –De la Pokéball de Iris apareció el afamado Pokémon pseudo legendario de Sinnoh, una creatura que con su sola presencia trasmite todo el poder de su interior.
–Bien, a partir de ahora solo falta que derrote a los dragones. –Comenté ligeramente, desprestigiando las palabras de la chica. Al notar su gesto de molestia, sonreí internamente, sabiendo que mi juego mental resultó, de momento, exitoso. "¡Descontrol ha sido eficaz! Al parecer no solo mis Pokémon aprendieron nuevos movimientos...", al percatarme de mi tonto pensamiento, agradecí no haberlo dicho en voz alta. Tosí roncamente, despejando cualquier línea de pensamiento, y me enfoqué en la batalla ante mí. –Infernape, empieza con un ataque directo usando Combate Cercano.
–¡No dejes que se te acerque! Detenlo con Terremoto. –Ante la orden de la morena, le indiqué a Infernape que saltara, esquivando el ataque tipo Tierra; la acrobacia resultó muy eficaz. Aun en el aire, le indiqué el siguiente curso de acción.
–Impúlsate y usa Bombardeo. –Aprovechando la gran cantidad de llamas que cubrieron su cuerpo, Infernape logró recortar la distancia con el dragón.
–¡Defiéndete con Roca Afilada! –Indicó desesperada la entrenadora, pero el dragón fue incapaz de responder, aún estaba recuperándose del gasto de energía causado por Terremoto.
–¡Combate de Fuego! –Grité cuando Infernape estaba cerca de impactar contra el Garchomp. El simio ejecutó a la perfección la combinación de movimientos, que ideamos durante la práctica. Estirando ambos puños, con su cuerpo infernal ardiendo con pasión, golpeó tanto cara como cuerpo del dragón de tierra, cada golpe dejaba multitud de cenizas a su paso. Una vez terminó el envite, el Pokémon de Iris retrocedió, bastante dañado por el ataque. Mi Pokémon se notaba cansado y con la guardia baja, pero al menos al usar los puños, disminuyó el daño de retroceso causado por el Bombardeo. Aun así, rápidamente noté que sus nudillos estaban llenos de raspones, probablemente causados por la dura piel del Garchomp.
–Golpe Doble...
–¡Esquívalo!
Infernape pudo saltar y, por unos cuantos centímetros, evitar el ataque del Garchomp. O al menos al inicio, pues usando su cabeza, el dragón impactó un segundo golpe en la espalda de mi simio, elevándolo aún más en el aire.
–¡Ahora Roca Afilada!
Mi Pokémon de fuego se hallaba en una posición poco cómoda, sobre todo para responder cualquier ataque. Fue así que un puñado de rocas emergió del suelo, formando una montaña, estas se elevaron hasta impactar de lleno contra Infernape. El golpe fue de tal magnitud, que el inicial de Sinnoh gimió del dolor, escupiendo una gran cantidad de saliva en el proceso. Pero no todo era malo, pues el golpe se dio de manera que pudo mantenerse en la cima de las rocas.
–Infernape, mantente ahí... –Mi Pokémon asintió, concentrándose en recuperarse... Una vez se reincorporó, se postró en la zona más alta de la montaña, como si fuera el rey del campo de batalla.
–¿Crees que eso bastará para alejarlo de Garchomp? Si es así, estás muy equivocado... Garchomp, usa Terremoto para demoler esa cosa y luego golpea al Infernape con Golpe Venenoso. –Sabía que eso sería lo primero que intentaría la chica, tras todo el estudio que hice de mis posibles rivales, entendí sus estilos de batalla casi a la perfección... ¿Iris?, ella es una empedernida atacante, siempre a la ofensiva, eso la hace peligrosa... pero vulnerable.
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Umbral de los Recuerdos
Fanfiction"Otra vez me hallaba a mí mismo observando fijamente aquella edificación, una casa modesta de color marrón claro, tirando a un crema oscuro, con un gran ventanal que da vista a las gradas que llevan al segundo piso, y una puerta de roble en el medio...