–... ¡Red Sakaki! ¡El campeón del Pokémon World Tournament, edición Ad Honórem Ketchum!
Me desperté de sobresalto, respirando con dificultad, de manera atropellada, asegurándome de que la mayor cantidad de aire entrara a mis pulmones; la última vez que estuve consciente, me ahogaba debido a un extraño ataque de asma. Aun con aquellas palabras del árbitro grabadas en la base de mi mente, empecé a golpear levemente mi pecho, para así alejar la sensación de molestia presente en mis bronquios. "¿Gané la final?", me cuestioné dudoso, no es como si lo hubiera olvidado, pero parecía un recuerdo tan lejano, como si perteneciera a aquel pasado...
"¿Aquel pasado?", esa pregunta me llevo a cerrar los ojos una vez más, y comenzar un veloz escaneo de mi mente. Hice un rápido análisis de mi consciencia, y pude concluir de inmediato que aún era la persona que despertó de aquel coma, Red Sakaki seguía vivo, yo sigo vivo... Esa idea me alegró momentáneamente, pero solo se quedó ahí, pues mi mente se volvió a trasformar en un desastroso torbellino de ideas, una vez más me encontraba abrumado, justo como antes de la final del torneo. Antes de continuar con los múltiples hilos de pensamiento, como lo haría el kernel de un computador con los procesos, miré a mi alrededor, para finalmente darme cuenta de donde me hallaba. Era una habitación blanca y simple, con un ventanal que apuntaba directo al muelle; yo me encontraba sobre una cama de enfermería, casi tan blanca como las paredes. Estaba totalmente solo.
–Sigo siendo yo... –Vociferé, con un susurro ahogado, al mirar las palmas de mis manos. Aun poseía los recuerdos que recuperé durante la final, seguía al tanto de que mi identidad real era la de Ash Ketchum, pero, aun así, seguía siendo la persona que vivió los seis años tras el coma. A decir verdad, no podía identificarme como Ash, pues aún no recordaba nada de mí mismo, solo ese combate contra Necrozma y mi último encuentro con Serena y los hermanos Aether... Serena; ¿qué se supone que debía hacer respecto a eso? La gran mayoría de los recuerdos de Ash seguían sepultados, así que no sabía cómo hablarles a las personas que lo conocieron. En un todo, no sabía quién debía ser... Y si debía ser Ash Ketchum, no sabía cómo hacerlo...
–¡Oh! Veo que al fin despertase. –Sufrí un respingo ante la repentina voz que inundó la habitación, y al buscar su origen, pude observar a la chica de pelo violeta, parada bajo el marco de la puerta. –Por un momento pensé que mi tratamiento no estaba dando resultado.
–¿Tratamiento? –Cuestioné, viendo como ella se hacía paso en el blanquecino cuarto, y se sentaba lentamente en el colchón de mi cama, con cuidado de no sacudirlo mucho.
–Sí... –Respondió ella, con un susurro. –Perdiste mucha energía durante el combate de la final; temía que pudieras caer en un coma profundo, así que me aseguré de mantener tu mente lo más activa que podía, procurando lograr que despertaras lo más antes posible y que no volvieras a perder la memoria. Fue un poco difícil que la enfermera encargada me lo permitiera, pero pude hacerlo sin que nadie se enterara de ello. –Ella dejó de mirar sus piernas, que era donde había mantenido sus ojos posados desde que sentó, y se enfocó en mí. –Has provocado todo un revuelo, y me temo que tanto gente de tu pasado, como periodistas y paparazzis, han insistido estos días en acceder a esta habitación... –Ella parecía dispuesta a seguir relatando los hechos, algo extraño, tomando en cuenta que suele ser bastante callada, cuando me vi en la necesidad de hacerle una señal para que se detuviera. Sabrina me observó expectante.
–¿Días? –Fue lo único que pude preguntar, en el instante que abrí la boca. Ella pareció comprender que esa pregunta cargaba más dudas de lo que parecía, o simplemente leyó mis pensamientos, la cuestión es que se mostraba dispuesta a explicarme lo que pudiera.
–Antes que nada, me alegra saber que estás bien, aunque no hayas recuperado todos los recuerdos. –Le regresé una sonrisa, ya acostumbrado a sus lecturas mentales. –Y sí, días, estuviste tres días en coma; estaban por enviarte al hospital de Ciudad Driftveil, pero supuse que eso no te agradaría, por todo eso de exponer tu imagen, así que me aseguré de que te dejaran quedarte en la enfermería del estadio una semana, por suerte no hizo falta. –Volvió a hacer una ligera pausa. –De momento no hay nadie afuera, pero aquellos que solo vienen por la noticia suelen aglomerarse a ello de las tres de la tarde, y se alejan hasta el comienzo de la noche. –Miré el reloj, y pude comprobar que eran las diez de la mañana, regresé la mirada a la chica. –Pero supongo que ellos no te interesan. –Hizo una pausa, como esperando una respuesta, pero supuse que no la necesitaría. –En fin, Serena y los demás suelen venir en la noche...
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Umbral de los Recuerdos
Fanfiction"Otra vez me hallaba a mí mismo observando fijamente aquella edificación, una casa modesta de color marrón claro, tirando a un crema oscuro, con un gran ventanal que da vista a las gradas que llevan al segundo piso, y una puerta de roble en el medio...