El Juramento y William

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Los copos cayeron uno a uno de aquellos cielos grises. La primera nevada del invierno se había adelantado. Y William recordaba la última vez que había nevado precipitadamente. Tendría 12 años en aquel entonces cuando salió a cazar con su padre y su hermano cazaban "un cerdo salvaje que no conocía su lugar" o al menos eso es lo que su padre le había dicho a William. William habría tenido que regresar porque era un niño y se pudo haber enfermado. Sin embargo cuando su padre y hermano regresaron de la cacería Su padre nunca le dijo si habían encontrado al cerdo y las historias de su hermano eran muy aterradoras como para creerlas.

Tours era una ciudad de techos blancos con la nieve en los tejados y amontonándose en las calles de piedra. La gente parecía agitada moviéndose de un lado al otro guardando sus provisiones. Como si un augurio estuviese a punto de caer sobre ellos. William llevó su caballo al establo y se apresuró a entrar al castillo de Germain Martell. Fue corriendo a la alcoba de la reina.

--Por favor, déjanos solos.—le había dicho la reina a su asistente.

--Esta segura alteza...

--Si. —respondió la reina.-- Ve y tráeme un poco de medicina de la boticaria para los mareos. Esto solo le incumbe al caballero y a mi.—dijo la reina. El ayudante de la reina salió de la alcoba Había una mirada de desconfianza en los ojos del asistente con respecto al caballero.

--Alteza...

--La gente en las calles esta agitada Ser William. ¿Sabe por que?

--Lo desconozco.

--Los exploradores del duque Germain hablan sobre un ejército que se dirige hacía aquí. Un ejército salido del ducado de Aquitania. La duquesa Geneve viene hacia aquí.—dijo la chica.

--¿Cómo aliada?

--¿Qué beneficio sacaría ella de proteger una ciudad como Tours?—pregunto la reina.—No importa, mejor dime sobre la respuesta de Raphael.

--El Principe Raphael, él dice que perdonará la vida de vuestros hijos con el rey, el mayor irá a servir en la corte del rey de Inglaterra y el segundo en la España cristiana. Y su hija podrá vivir con ustedes y será la heredera al trono hasta que el hijo de Raphael nazca.

--¿Dijo algo sobre el destino de la ciudad?—preguntó la reina.

--No alteza, no dijo nada.

--Es una lastima, me agradaba el duque Germain. Saldremos mañana Ser William, iremos hacia el norte y nos reuniremos con Raphael.

--Alteza, perdone mi intromisión, pero no puede hacerlo.—dijo William.—Si usted se marcha con el príncipe Raphael, deslegitimará el derecho al trono de su esposo, de su hijo. Quien pelearía por un hombre que no puede ni mantener a su esposa a su lado.

--Es por esa razón que debo marcharme con Raphael. Si mi esposo es humillado, no pasará de eso, de una humillación, pero si me quedo aquí miles morirán en las guerras por venir.—dijo la reina.—Quiero que mi hijo nazca en una Francia pacifica, sin conspiraciones, sin bandidos, sin guerras sin sentido.

--Dios lo verá con malos ojos.

--Oh mi caballero, Es Dios quien quiere que este niño nazca, Dios quiere que este niño sea el siguiente rey de Francia. No Louis.

--No lo entiendo...

--No, no puede entenderlo Ser, porque nunca se ha enamorado, pero cuando una persona se enamora es capaz de hacer lo que sea por la otra persona. El solo pensar en ella te saca de la cama por las mañanas y te dibuja una sonrisa en el rostro por todo el dia.—dijo la reina Henrietta.

La Doncella de Hierro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora