La noche había caído, y Ser John en el timón continuaba navegando junto con el resto de los marineros que soltaban las cuerdas para elevar las velas y aprovechar los vientos benignos. Jaques, había notado que Selene ya no estaba en la cubierta, El muchacho miró hacia el infinito mar el cual estaba tan claro que las estrellas se reflejaban en el agua. Había llegado un punto donde no se podía distinguir si el barco navegaba en el mar o en el cielo.
Jaques había pasado por muchas cosas.
--Lo hiciste bien muchacho. —había dicho Alou. Jaques podía ver su reflejo en el agua. Como si estuviese a su lado en la borda del barco mirando su reflejo en el agua también. —Le diste su merecido a ese caballero gilipollas.
--¿Valió la pena?, todos ustedes murieron por la guerra de alguien más—dijo Jaques. entonces pudo ver como todos los demás miembros de la banda estaban reflejados en el agua.
--El que es una capa de cuero siempre será una capa de cuero. —dijo Alou. –No importa hacia donde vayas, nosotros te acompañaremos porque estamos aquí contigo muchacho. Jaques sintió entonces que Alou puso su mano sobre el hombro de Jaques. El muchacho volteó la cabeza hacia su lado derecho donde se supone que estaba Alou pero no había nadie. Jaques pensó que debía ser porque ya estaba cansado. El muchacho dejó el barandal y se dirigió hacia el capitán.
--Ser John, podría decirme dónde está mi camarote. —preguntó el muchacho.
--Segundo piso a mano derecha. —dijo el hombre. sin quitar la vista del horizonte.
--Gracias, --dijo Jaques y bajó hacia el camarote, el barco estaba en completa calma, cuando abrió la puerta del camarote ahí estaba ella.
La chica se estaba desvistiendo poniéndose un camisón para dormir. Era la primera vez que Jaques veía el cuerpo de Selene, delgado como un cervatillo. De piel tersa y clara.
--¡Oh perdón! —se disculpó Jaques. Selene rápidamente se cubrió con la tela su torso desnudo.
--Parece ser que Ser John nos asignó el mismo camarote. —dijo Selene.
--Tu puedes quedarte aquí, yo dormiré con los demás caballeros en el piso de abajo.
--Oh, ¿podrías quedarte aquí conmigo? —dijo Selene.
Jaques cerró la puerta tras él y caminó hacia Selene. El muchacho levantó su mano y acarició la mejilla de Selene. Los ojos de la chica y los de Jaques se miraron fijamente. Era la primera vez que sentía calma al ver sus ojos. El muchacho acercó su cara hacia la chica y Selene se acercó más a Jaques. hasta que sus labios se rozaron y finalmente se besaron. Jaques abrazó a Selene con fuerza por la espalda baja y Selene puso sus brazos alrededor del cuello de Jaques. mientras recorría el cabello del muchacho con sus dedos. Entonces Selene le quitó a Jaques la chaqueta de cuero y los pantalones de montar. Jaques tomó el camisón que cubría la desnudes de la chica y lo dejo caer en le suelo. Selene entonces se acostó en la cama y Jaques se acostó sobre ella, sus miradas se volvieron a encontrar y Selene acarició el rostro del muchacho luego volvieron a besarse. Jaques recorrió con sus dedos el cuerpo de la chica hasta que llegó a su sexo, estaba húmedo, Jaques entonces tomó su miembro y lo empujó al interior de Selene. La chica dio un suspiro y las velas se apagaron.
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La Doncella de Hierro II
Historical Fiction¡GUERRA! Después de la Batalla de Orleans, las cosas no han hecho mas que empeorar. Con una Francia dividida y debilitada por los continuos saqueos e insurrecciones, Selene y sus amigos continúan su viaje para llegar a tierra santa, a través de...