Prefacio.

70.6K 2.9K 1.1K
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

«Las palabras dulces de aquel chico siempre terminaban con una sonrisa de su parte y correspondida en minoría de mi parte

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

«Las palabras dulces de aquel chico siempre terminaban con una sonrisa de su parte y correspondida en minoría de mi parte. Nunca pensé que le conocería y mucho menos que viviría una historia de amor así, siempre añoré el deseo de poder sonreír como él, derrochando sentimientos por doquier. Si lo conseguí fue gracias a ti pero, ahora eso es nada sin ti a mi lado.

Sabía que de una u otra manera aunque ambos la fastidiábamos con el otro, siempre terminábamos acurrucados en el sillón viendo series y telenovelas mexicanas mientras bromeábamos robándole un beso al otro. Bueno... en realidad, eso lo hacías más tú pero, quiero presumir que también te robé un beso en un momento crucial que permitió que los demás besos fueran consumados. Nuestra pasión se desarrollaba tan lenta como una tortuga pero estaba ahí a todas partes en las que tú estabas a mi lado.

Decían que no debíamos estar juntos, que no sabíamos qué es el amor pero mi hermana siempre venía corriendo y les enseñaba el dedo medio decorado por un fino anillo de oro. Ellos no sabían nada de nosotros, no tenían derecho a criticarnos, no tenían derecho tampoco a saber de aquellas noches despiertas, de esas caricias, de esos besos silenciosos y cortos. Siempre gritábamos y alardeábamos del otro con una sonrisa y recuerdo, oh, cómo recuerdo que amabas ponerme en ridículo con mis sonrojos furiosos.

Eso era único de ti.

No sé si fue tu sinceridad, tu forma filosófica de pensar ni tus "datos curiosos" que cada vez me enamoraban más. Eras bello, me encantaría haberte retratado en ese momento y dedicar un cuarto a establecerlo de fotos acerca de ti. Sólo puedo decir que aquellos momentos en los que vivíamos uno al lado del otro, mi sonrisa invisible pasaba a ser más visible, inclusive muchos tomaban fotos de nuestra pareja por el tan sólo hecho de ver mi sonrisa. No es por presumir, pero mi sonrisa es deslumbrante y tú solías decirlo. Aunque la tuya es claramente mejor y aunque la haya visto más de un millón de veces en un día no me cansaba de ella -bueno, sólo cuando estaba en mis fases de depresión total- y me ayudaban a avanzar. Parecía que te habías comprado unos ganchos invisibles y los habías colocado en las cornisas de tus labios para deslumbrar con todo el potencial de tus dientes y tus labios rosáceos. Oh, y también era una excusa para ello: ver tus labios en una linda curva.

Palabras de miel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora