Capítulo 34: Límites

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Todos entrenaban usando su máximo, su deber ahora era sobrepasarse a como diera lugar. Al usar las fibras musculares, se rompen, fortalecen y endurecen, los kosei funcionan de la misma manera, si se usan se fortalecen, sino el poder se pierde, solo había que encontrar la pared y derivarla. Cada uno con un entrenamiento diferente, el terreno rocoso más bien parecía un infierno con todos los gritos, golpes, explosiones, jadeos y temblores.

Si, buscaban romper ese fin, tendrían que tener toda la determinación para hacerlo. Inclusive si significara arriesgar la vida, recordar aquello que estrujaba tanto el corazón, significaría adaptar la escala de doscientos a cien, adaptarse, usarla y superar.

Era el segundo día del campamento, apenas iban a adaptarse a el poder que los aparatos les permitían, primero tenían que medir lo que podían hacer limitando casi un treinta por ciento de su poder. Solo por ese día entrenarían con artes marciales mixtas.

Saltaron a los aires y empezaron a intercambiar golpes, patadas, codazos y ataques de energía entre sí. Se movían tan rápido que les era imposible distinguir donde estaban sus compañeras. En cada golpe en el que coincidían un fuerte temblor se generaba en la zona donde los demás estaban.

– ¿Acaso ese es el entrenamiento de Sakura y Yûki? – pregunto Jiro tratando de cubrir sus ojos de las ráfagas que los golpes de las que estaban en el aire creaban.

– ¿Seguros que no están utilizando todo su poder? – cuestiono Kirishima en un intervalo entre los ataques de cola de Ojiro.

–Segura– respondió Mina sin parar de hacer ácido contra la formación de roca –Esas cosas se cerraron para ya no abrirse. ¡Ay, duele! – se quejó por la sensación que sentía en la palma de sus manos.

– ¡No se detengan!– les llamo la atención Aizawa-sensei.

–Los que son de tipo operativo aumentarán sus límites máximos– explicaba Vlad King a sus alumnos –Los heteromórficos y tipos compuestos entrenan las partes relacionadas a su Singularidad. Generalmente mejorarían al crecer.

–Pero no tenemos tiempo– continuó Aizawa– Clase B, dense prisa.

–Pero si nos unimos, seremos cuarenta y dos en total– señalo Kendo – ¿Seis personas pueden manejar los quirk de tantas personas?

–Por eso vinieron aquí– respondió el maestro de la clase A.

– ¡Sí! ¡Las cuatro somos una! – Ragdoll salió de la nada.

– ¡En la mira y resplandecientes! – animo Mandalay.

– ¡Vinimos a dar una patada de ayuda! – giró Ragdoll.

–Saliendo de la nada...– hablo Tiger.

– ¡Afiladamente linda y gatuna! – danzó Pixie-Bob.

–¡Wild, wild... Pussycats! –exclamaron al unísono – ¡Versión completa!

 Pussycats! –exclamaron al unísono – ¡Versión completa!

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La Leyenda de Yûki San [#PlusUltra19]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora