Capítulo 63: Discípulo Prometido

50 8 0
                                    

La luz de la tarde iluminaba los edificios de toda la zona. Los destellos en las ventanas podrían llegar a ser hasta peligrosos para la vista. A pesar de los intensos rayos del sol, el ambiente se mantenía fresco. Las frías brisas de otoño se llevaban las hojas sueltas de los árboles en una bella danza, y agitaban la fronda de los arbustos y de los pétalos en las alturas de aquel hospital.

 –Entonces... ¿quieres que la Yūei se encargue de la custodia de Eri? –cuestionó Yûki, vestida de civil, recargada contra la blanca pared a la sombra de los últimos pisos del edificio.

–De hecho –contestó Infiltriet, sin apartar la vista del libro que sostenía en manos –. Considero que es la mejor opción. No quisiera mandarla a una casa de extraños que no sabemos que podrían hacerle, y considerando sus traumas, estaríamos cometiendo un gran error. Asimismo, si llega a pasar algo que la altere y haga que active su kosei tan violentamente como lo hizo aquella vez, Eraser o tú pueden reaccionar rápidamente para desactivarlo o calmarla. Además, creo que ve a esos dos como sus hermanos mayores.

–Esa parte es la más obvia, Infiltriet –señalo la castaña, de brazos cruzados mirando el horizonte de las montañas lejanas tras los enormes edificios forrados de cristal –. Pero siento que estás ocultando una parte importante. Siempre lo haces cuando no estás del todo convencido de que algo tendrá éxito o siquiera llegara a funcionar. Si eso piensas de los chicos, debes de tener algo en mente, ¿qué es?

–No es que no esté convencido de esto, Yûki –corrigió el estadounidense, cerrando por fin el libro, consiguiendo que la chica se volteara y cruzaran miradas –. Sólo estoy pensando. ¿Es cierto que salvamos a Eri? Me refiero, ¿en realidad logramos salvarla de Overhaul? Según lo que me informaron las enfermeras y los doctores que la tienen bajo cuidado, se ha mantenido bastante callada y cabizbaja. Algunos lo clasificaron como indicios de depresión pos-trauma. Estaba de acuerdo con ellos, pero ayer que entre a verla, parecía un caso bastante diferente a los demás.

»Los pocos minutos que estuve con ella, se la paso disculpándose por los inconvenientes que causo y por los héroes que resultaron heridos. Sé que no soy muy bueno animando a las personas, pero esperaba que funcionara con una niña, después de todo, los infantes son risueños por naturaleza, pero... Siento que no la hemos salvado todavía, las influencias de Chisaki siguen oprimiéndola. Que una niña de seis años no sonría, es inaceptable.

–No me sorprende –dijo Yûki volviendo su mirada al paisaje –. Toda la vida se la paso sufriendo. ¿Cómo puedes sonreír sin siquiera conocer lo que es la alegría? Todo lo que conocía era el dolor y el desprecio que Chisaki le inyectaba. Una vida lúgubre donde solo eres una herramienta. Vivir sin conocer la simpatía, la compasión, de apego o aprecio. Eso no es vida. Tener que obedecer a todas las órdenes que te daban aunque implicara ser lo suficientemente peligroso como para matarte. Es imposible sonreír si todos los días dan lugar a una tortura interminable que sólo en sueños pensabas que iba a acabar...

– ¡Lo siento! Lo siento –se apresuró a decir Infiltriet, interrumpiendo a la sayayin, haciendo que volteara por su repentina reacción –. Perdón. Se me olvidaba que no te gusta hablar acerca de temas relacionados con lo que paso allá. Discúlpame, sólo empecé a hablar de mis extrañas teorías sin prestar real atención al entorno. Lo siento.

–Eso ya no importa mucho –río la castaña –. Hace tiempo que dejo de afectarme como antes. Además, debo de superarlo en algún momento, ¿no? Prefiero que sea tarde que temprano. Los traumas se deben de extirpar cual la hierba mala, antes de que se esparzan. Supongo que por eso decidiste que cuidemos de la pequeña. Estar más cerca de los que la liberaron aumentara la velocidad del proceso de sanación. Por otra parte, pensé que ibas a decir algo de permisos o algo por el estilo. Me sorprendiste cuando empezaste con tu hipótesis, parecía que un héroe la estaba diciendo.

La Leyenda de Yûki San [#PlusUltra19]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora