Capítulo 51: Aliados y secuaces

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La penumbra aun envolvía todo a la vista del horizonte. La madrugada del fin de semana era fría. Las luces alumbraban el rojizo adoquín de los senderos de la academia. Estiró su brazo tras su cabeza, exhalando bao. Era verano pero las horas antes del amanecer, suelen ser las más frías siempre. Cuatro cuarenta horas, estaba regresando del cuartel, donde había estado entrenando un par de horas.

Solo podía percibir el dolor en sus brazos si dejaba de moverse y se concentraba en la zona, era prácticamente imperceptible. Había extrañado tener el tiempo para entrenar en las madrugadas. Su costumbre de salir a entrenar al acantilado todas las mañanas, se había complicado desde mediados de febrero, al quedar en coma. No solo era el sentir de la adrenalina que aun corría por sus venas después del ejercicio lo que extrañaba. Al gritar con cada patada o puñetazo que lanzaba al aire o para bloquear un obstáculo, se relajaba; recordaba por qué lo hacía, aun cuando no fuera necesario, le gustaba el combate. Era su forma de liberarse de las preocupaciones que la sociedad colocaba sobre sus hombros al mismo tiempo que lidiaba con ellas.

Al entrenar se aseguraba que su fuerza y habilidades siguieran ahí, esperando para tomar su importante papel ante un conflicto. Se aprevenía de posibles crisis al entrenar en la sala de realidad virtual, y mejoraba sus sentidos y fuerza al entrar en el área de entrenamiento después de modificar la gravedad de esta y aislar su vista y oído con algunos artefactos. Además que practicaba una que otra de las técnicas secretas de su ki. Daba un gran alivio el saber tantos trucos que funcionarían con varios quirks de los contrarios.

Caminaba recto por el sendero del patio delantero del edificio de los dormitorios de la clase 1-A cuando vio salir una rápida silueta por entre la puerta. Este se acercó a un lado de ella como rayo, dispuesto a seguir con su carrera. Tardó una milésima en distinguirlo, quedándose inmóvil mientras se cuestionaba del porqué de su salida tan temprana sin llevar alguna ropa deportiva para entrenar, cargando su mochila. Su gesto volvió a la normalidad en un instante, riendo internamente por la situación presente. Apresuró su paso, corriendo agachada, con los brazos listos para taclear. Se teletransportó enfrente del chico sin detener su carrera, dándole una gran sorpresa. Lo tomó de la cintura y lo cargó sobre su hombro derecho.

- ¡¿Eh?! ¡¿Yûki-san?! -exclamó.

-¿Qué crees que haces, Deku? Son las cinco de la madrugada. ¿A dónde crees que ibas? -interrogó en susurros, retomando su caminar al edificio.

-Eh... Se supone que iba encontrarme con Togata-senpai -contestó nervioso.

- ¿A esta hora? -inquirió -. Lo siento, Izuku, pero creo que te has adelantado por horas. Es muy temprano, dudo que alguien se encuentre despierto a estas horas. Somos los únicos despiertos en todo el campus.

-Sí, tienes razón -suspiró rendido, dejándose llevar -. Supongo que estoy muy ansioso. Me emocione demasiado y esperaba que las horas pasaran más rápido...

- ¿Las horas pasaran...? ¿Hace cuánto que estas despierto? ¿Acaso dormiste? -Midoriya le negó al momento en que cerraba la puerta detrás y se encaminaba a la habitación de este -. Y ¿A dónde te dirigías tan presurosamente? ¿Para qué te reunirás con Mirio?

-El jueves Aizawa-sensei nos pidió que hiciéramos contactos para nuestras prácticas profesionales, así que ayer hable con All Might para que me presentara a su antiguo ayudante, pero se negó -explicó.

Yûki le daba toda su atención mientras subía por las escaleras. Deku era una caja abierta para casi todo quien le conociera, mas había una relación diferente entre esos dos que lograba que él contará hasta lo que no debería.

-Me dijo que él era uno de los que se opusieron a la idea que hagamos nuestras prácticas, pero sonaba ilógico en mi cabeza al pensar que tú ya ni siquiera estas en las clases y te la pasas el día patrullando.

La Leyenda de Yûki San [#PlusUltra19]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora