Capítulo 64: Grata Visita

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La noche otoñal brillaba en venetus. Todo parecía estar sumergido en el azul de los mares profundos, envueltos en la penumbra y en las tinieblas. Frías brisas movían cual tela las ramas de los árboles, cuyo follaje se transformaba hacia el color del sol o simplemente se rendía ante la fuerza de las mismas. Pombéro reflejaba su ímpetu sobre los vientos, mas no producía ningún ruido. El ambiente estaría en el conticinio si no fuera por el lejano ulular de un mochuelo oculto tras la fronda de un cedro, cuya sinfonía era acompañada por las leves ondulaciones de las aguas del pequeño lago del campus. El momento perfecto para entrenar.

–Para conocer tu energía, primero debes de saber cómo se siente –le explicó a Yûki a Midoriya en la orilla del lago del campus de la academia, iluminados solamente por el fino reflejo de la luna –. La última vez que tuviste contacto con esta, fue hace unos meses, y prácticamente no pudiste sentirla por la falta de tiempo que nos obligó a detener tu entrenamiento. Esa vez también empezamos con la materialización del ki porque pienso que para que pudieses aprender más rápido a "medio" controlarla, debías verlo.

»Está vez, necesito que distingas los tipos de ki que hay, identificarlos esencialmente. Así podrás saber a qué persona, insecto, animal o planta le pertenecen. Cada uno tiene su propio nivel de energía, ciertos grupos de cosas suelen encontrarse dentro de un rango determinado de nivel. Por ejemplo, los ki de las plantas son prácticamente imperceptibles, mientras que los de los humanos suelen ser los más evidentes al momento de su detección. Pero como apenas empezaste a utilizarla, necesitas empezar detectando algo exagerado. ¿De acuerdo?

– ¿Identificar a las personas en base de su energía? –murmuró Izuku para sí –. Entonces esto permitiría estar al tanto de estas como si se tratase de un lector de huellas digitales, un patrón, una sensación excepcional para cada individuo. Pero... ¿cómo sabré de quien es cuál?

–Eso solo lo puedes saber hasta después de conocer a la persona, Izuku –respondió Yûki, apreciando como la mirada concentrada del peliverde se quedaba plasmada sobre las calmada aguas –. Cómo podría explicarlo es que las personalidades se reflejan en el ki. Si la persona tiene un ánimo perverso, sentirás una opresión de intimidación o tendrás una corazonada de infortunio cuando lo detectes y te concentres más en este. En cambio, si la persona es grata, su ki se sentirá cálido. Esto te ayudara a detectar las verdaderas intenciones de cada una. ¿Listo?

Midoriya cerró sus parpados viendo hacia el retrato acuosos del satélite. Inspiró hondo, para después dejar salir un largo suspiro, el cual relajó todo su cuerpo. Sintió el ligero peso que sus brazos adquirían y como la gravedad buscaba subyugarlo para que bajara lo más posible, sin éxito alguno. El palpitar dentro de su pecho se suavizó hasta no ser más que un lejano tamboreo, en una fosa, visualmente, sin fin. Volvió a inhalar del frío aire otoñal, que a horas del crepúsculo se empezaba a volver sutilmente doloroso para la nariz. Asintió una vez reafirmó su postura, acomodando sus piernas para tener un mejor equilibrio, tensando tenuemente su tronco superior al erguirse.

–Bien –sonrió de lado la castaña, entusiasmada por la tenacidad del chico ante un nuevo reto –. Quiero que te concentres en los sonidos. Esto agudizará tus sentidos. Los necesitaras todos para determinar la posición exacta de la persona a la que rastreas. ¿Qué escuchas? ¿Qué puedes ver con tus oídos?

La aglomeración que pegó contra su sien le obligó a fruncir levemente el ceño. Una fría brisa silbó por entre la arboleda a sus espaldas, incitando a las cristalinas aguas de la marisma. Una lechuza de campanario chirrió en la distancia. Su ululato llegó apenas como una tenue melodía hasta los tímpanos de Izuku. Se concentró en el sonido del ave, expandiéndolo dentro de su cabeza, dejando de lado las leves salpicaduras que las diminutas olas dejaban sobre la orilla del lago. El crujido de una rama para luego escuchar un fuerte aleteo, digno de un ave rapaz.

La Leyenda de Yûki San [#PlusUltra19]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora