La Leyenda de Yûki San [#PlusUltra19]

Capítulo 61: Infancia

Una ruda ráfaga curso por los pasillos centrales de los primeros pisos de los dormitorios, a espaldas de la volátil calma de la noche de otoño. Las hojas de los árboles caían en una bella danza en el bosque detrás de las estructuras donde los estudiantes de la academia descansaban en la noche media de su fin de semana. Yûki azotó la puerta de su dormitorio, activando una placa de titano que se desprendió del picaporte que golpeó la pared. Derrapó los últimos metros hasta llegar al asiento en su computadora. Las metálicas persianas de marrón ocre se endurecieron, impidiendo la vista desde fuera. Al instante los hologramas se reflejaron alrededor de la chica.

– ¡La próxima vez que hagas una huida táctica, avisa cuando estés a dos segundos de hacerla, no cuando vayas a la mitad del camino! ¡¿Quieres?! –exclamó Sakura, fresándose con el marco de la puerta.

–Sí, como quieras. Pero si quieres ayudar, inclina el tercer libro de aquella repisa –dijo la castaña, apuntando a su espalda, sin apartar la mirada de la pantalla.

–Ah –suspiró frustrada Uchiha –. No entiendo porque tanta prisa. Literalmente hace menos de cinco minutos cruzaste por la puerta de abajo y solo Kyoka dijo lo de Todoroki y Bakugo y tu saliste corriendo. ¿Qué tienes que hacer que es tan urgente para que corras escaleras arriba hasta tu computadora?

–De hecho son varias cosas... –corrigió Yûki, expandiendo en holograma la pantalla –. Con todo lo que ha pasado estas últimas semanas, no me acordaba que los chicos tenían sus entrenamientos para la licencia; además que no tengo ni la más remota idea si Infiltriet planeó algo a mis espaldas y quiere que participe o algo por el estilo. Si es así, es probable que lo termine matando. La otra, es más por tu petición. Será más fácil explicarlo si tengo un ejemplar manipulable

Sakura ejecutó la petición que le habían encomendado, las luces se apagaron para darle paso al aparato circular que reflejo decenas de noticias recientes. El cuadro a su izquierda paso a ser un panel de operaciones. El suelo de madera se abrió para dejar paso a una mesa metálica, con la superficie táctil, asemejando una pantalla. En el escritorio, Yûki daba una vista rápida a todos los archivos reciente, distinguiendo y analizando toda la información que en ellos se recolectaban. Chasqueó la lengua frustrada al encontrar el de su interés, se quejó abiertamente, bajando la cabeza y arremolinando su cabello.

– ¿Me vas a decir que pasa o tengo que entrar en tu cabeza para averiguarlo? –inquirió Sakura, sentándose en la cama de la ojimarrón.

–Hubieras podido entrar a mi cabeza sin mi consentimiento como lo hiciste hace semanas. El tener o no mi permiso no impide que lo hagas, además que poco te interesa –repeló la sayayin –. Preferiría que no lo hicieras, aunque no lo note. Y... sobre esto, bueno, sólo puedo decir que no me esperaba que Infil decidiera estar presente mañana durante el entrenamiento de los muchachos... y que me incluyera a mí en su plan.

– ¿No es inoportuno que te presentes? –cuestionó la azabache –. Tampoco comprendo porque él quiere ir, pero es más fácil que él se presente ya que su rostro no es tan conocido entre los ciudadanos, claro, a comparación contigo. Representarías una distracción y, considerando tu carácter, te sentirías incómoda al estar frente a los demás. A parte, ¿para qué quisieran ir?

–Supongo que tiene que ver con el incidente que detectamos durante el examen de la licencia provisional relacionado con la estudiante de Shiketsu –explicó Yûki, extrayendo la información compactada en el archivo del mayor –. Le comunique acerca de esto y creo que quiere cerciorarse de que el problema de su memoria que nos comunicó Midori solo se deba a eso.

»Si por mi fuera, solo lo dejaría e iría a patrullar o algo por el estilo –suspiró frustrada –. Mas al parecer quiere que esté presente para ver algo... creo que admitió que les dieran un entrenamiento especial, pero sinceramente no entiendo para que quiere que este ahí... Bueno, eso ya lo veré mañana.