Capítulo 69: Zona abismal

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La noche del día del festival cultural llegó entre risas y alegrías. Las sonrisas no faltaban a donde quiera que voltearas, desde los mayores del tercer año por el triunfo de Neijire en el concurso de belleza hasta los chicos del primer grado compitiendo en las carreras de obstáculos que otros grupos habían preparado. Los puestos de postres y delicias extranjeras tampoco faltaron, de hecho, pocos eran los puestos de golosinas normales en el evento. Lo que hizo que cierto chico se la pasara más de una hora en el dormitorio de la clase preparándole un regalo especial a la dulce niñita que tenía que irse del campus acompañada de sus guardianes.

El festival había terminado con un espectáculo de fuegos artificiales, y ahora todos los alumnos se dirigían devuelta a los dormitorios, llenos de gozo por las experiencias del día, a excepción de una chica, que, oculta entre las sombras de las copas de los arboles fronterizos a la barda de la academia, esperaba, tratando de disipar su aburrimiento. Estaba jugando con una hoja suelta, dejándola subir y bajar cada vez que soplaba, cuando vio de reojo los faroles de un carro aproximándose. Se irguió sobre la madera, antes de saltar de esta hacia la acera frente al coche cuando este frenó frente a la entrada del campus.

—Llegas tarde —señaló la sayayin de brazos cruzados, contradictorios a la burlona sonrisa que se esbozaba sobre sus labios —. Te perdiste de la diversión.

—Lo siento, lo siento —rio Infiltriet, bajando del carro, dando unos golpecillos sobre la carrocería para que este siguiera su rumbo —. Estaba terminando de redactar los permisos que nos hacían falta para o que vamos a hacer. Pero de todas formas, ¿me guardaste alguna golosina?

— ¿Crees que iba tener tiempo de buscarte una cuando me pediste que cuidara de Eri? —inquirió Yûki, empezando a caminar por los senderos de la academia —. Además, dijiste que ibas a llegar antes de que acabara el festival, mira que eso fue hace tres horas, y desde eso te estoy esperando.

—Ya te dije que lo sentía. Varias cosas me atrasaron y lo sabes —dijo Infiltriet, tratando desesperadamente de disipar el enojo de la castaña —. Por otro lado, no pensaba que atraparas hoy a los dos que te mencioné, eso hizo que viniera hasta esta hora. Se puede contar con los dedos de una mano las personas que conocen este programa. Y eso que mencionas... ¿hablaste con ella? ¿Entonces tenía razón?

—Sí —suspiró Yûki, sin girar a verlo —. Tenías razón en casi todo: que mi miedo era irracional, que no hay razón para que le teman a mi fuerza y todo lo demás. Pero eso no quita que hayas llegado tarde. Te lo agradezco, mas ahora tenemos que apurar todas las operaciones para poder realizar la misión en unas horas. Ni siquiera le he informado a Sakura, por lo que ha pasado con el festival, pensando en que íbamos a tener tiempo de sobra para eso. Ahora tengo que ir directo a ello.

—En ese caso será mejor que me adelante —señaló Infiltriet, apreciando los rojizos empedrados y los bosques del campus, dudoso ante no distinguir ni una pista en las alturas nubosas —. Y ¿cómo llegas al cuartel desde aquí? La última vez llagamos volando, pero veo que ahora te diriges a los dormitorios directamente, ¿puedo preguntar por qué?

—Porque ahí es donde se encuentra Sakura. El cuartel tiene un sistema de teletransportación molecular con un alcance de un kilómetro. Se activa telepáticamente con el augma, podrías hacerlo desde aquí y aparecerías en el puente. Te recomiendo que lo hagas, aún tengo que pasar por Sakura, y no es que le seas la persona más grata del mundo. Kirigaya ya sabe del plan, así que no estarás aburrido por un rato.

—Sí, a mí también me parece lo más sensato —asintió el mayor, sobando levemente su nuca —. No quisiera causar conflicto entre ustedes, no antes de una misión como estas. Asimismo que no quiero conocer a tu amiga enojada, si bien dices que eres la que tiene más control emocional y aun así llegas a intimidar bastante cuando lo haces, ni siquiera quiero imaginar a Sakura así. Bien, entonces nos vemos luego, Yû.

La Leyenda de Yûki San [#PlusUltra19]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora