Capítulo 41: Entrenamiento a luz de luna

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El húmedo aire de las noches de verano se filtraba por las ventanillas de los dormitorios, calentando el ambiente de los dormitorios, afortunadamente, la fría brisa del aire acondicionado mantenía la temperatura agradable. Mientras que los árboles y los animales de la penumbra convivían en una armonía fuera.

– ¿Qué sucede, Deku? –preguntó recargada sobre la puerta de su habitación.

–Perdón por venir a esta hora, Yûki-san –se disculpó desviando la mirada –. No me dio tiempo de buscarte después de regresar del estudio de desarrollo, pero...quería pedirte un favor.

–Claro, ¿qué puedo hacer por ti? –dijo curiosa.

–Sé que la hora es inoportuna, pero –inspiró hondo –podrías entrenarme, por favor –hizo una reverencia de noventa grados.

– ¿Ahora? –preguntó de lado llevándose un asentimiento firme del chico –. Claro.

–Te lo agradezco mucho –sonrió.

–Guárdate eso para después, eso si puedes hablar –tocó un botón de su reloj y en un parpadear ya estaba vestida con un dogi naranja –Bien, vamos.

Salieron de los dormitorios procurando hacer el menor ruido posible, y se encaminaron rumbo al bosque de la zona gamma. Buscando un claro entre árboles y helechos se situaron junto a un pequeño lago.

–Bien, ¿qué quieres que te enseñe? –interrogó estirando sus rodillas intercaladamente.

– ¡Enséñame a patear, por favor! –exclamó.

– ¿A patear? –esperaba algo más extravagante, algo para que creara sus ataques. De todas formas, no estaba tan lejos de la realidad.

–Desde que tengo el One for All, solo he utilizado mis brazos para pelear. Ahora son una bomba de tiempo –su voz sonaba decaída mientras observaba con melancolía sus cicatrices –. Y temo no poder usarlos más si explotan otra vez.

–Quieres tener más posibilidades de ataque, te entiendo –dijo Yûki –. Sé lo de tus brazos, no tienes que darme explicaciones de todo, Deku. Pero si te enseño, y solo pateas, llegaras al mismo lugar donde tus brazos están. Debes de intercalarlos, responsablemente, ¿entiendes?

–Sí –asintió serio.

–Bien –separó sus piernas levemente, el aura dorada la envolvió y su cabellera se volvió rubia –. Ahora, –colocó un brazo frente de ella –golpéame cómo crees que se debe hacer.

– ¿Estas segura de eso? –tartamudeó –. No quisiera lastimarte...

–Tengo saber cuánto sabes para saber de dónde empezar a enseñarte. La mejor forma en la que puedes aprender combate es en una situación real, piensa que esto es un combate. ¿Está bien?

Midoriya le asintió con la cabeza. Dobló un poco sus rodillas y no se tuvo que esperar a que los pequeños destellos verdes, rodearan su cuerpo. Se abalanzo a la chica, atacando con una simple patada alta. Coloco el antebrazo derecho sobre el izquierdo, bloqueando el avance del chico. Esté rápidamente se hizo para atrás.

–Fue una buena patada, Deku –alagó –. Pero te hace falta técnica, y la técnica es lo que determina el desenlace de una batalla.

–Entendido, ¿con qué empezamos? –preguntó emocionado.

 –Si lo que quieres es defenderte de un cuerpo a cuerpo con las patadas, te recomendaría empezar por las técnicas de Muay Thai o Karate –señaló con una pose pensativa –. Algunas son complicadas, pero como el tiempo de los diez días antes del examen de las licencias no nos favorece, empezaremos por ahí ya que es la que te favorece más.

La Leyenda de Yûki San [#PlusUltra19]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora