Cap. 50 The End

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Al parecer Uma y Harry no se detendrían, nos siguieron cuando escapamos de la isla de los perdidos, era claro que la venganza de ellos se harían.

Nos llevaron a una cueva oscura, donde nos amarraron las manos y los pies con una cuerda, también nos colocaron un pañuelo en la boca para no hablar.

Uma: ¿Creen que por ser hijas de la emperatriz del mal pueden irse sin tener su merecido?

Harry: Yo tomaré esto- me quitó el libro de hechizos- espero no se enojen y sus ojos se pongan de otro color para asustarnos.

Uma: Les dire algo, mellizas, desde el día en que ustedes vinieron a intentar conquistar este lugar me alegré porque al fin tendríamos nuestra venganza a las personas primorosas de este empalagoso lugar, pero al parecer les lavaron el cerebro con algodón de azúcar, me alegra que ahora no tengan nada para salvar su hogar, ese libro no lo tendremos, se lo daremos a sus padres y ellos decidirán si quedárselo o desaparecerlo, al igual con ustedes.

Harry: Es un precio justo por tener el control de este lugar tan asqueroso y ajustarlo a nuestro sistema malvado.

Uma: ¿Alguna quiere decir algo?

Nosotras no dijimos nada, ni podíamos, ellos se sonrieron y empezaron a caminar hacia la salida de la cueva. Se detuvieron y voltearon a vernos, sonriendo malvadamente Uma hizo un hechizo para cerrar la cueva, luego se rieron ambos y desaparecieron de nuestra vista.

Mal trató de quitarse el pañuelo de la boca a través de movimientos de un lado a otro, lo cual le parecía imposible y dejó de tratar.

Intente deslizar las cuerdas entre mis brazos, lo cual fue muy difícil, las cuerdas estaban demasiado apretadas, así que intenté aflojarlas como pude, poco a poco el nudo que se encontraba entre mis manos se fue desamarrando, hasta que por fin logré deshacerme de esas apretadas cuerdas.

Lance las cuerdas hacia el interior de la cueva, desamarre el pañuelo que cubría mi boca y lo lance a la misma dirección donde había lanzado la cuerda.

Yo: Ya te libero, Mal.

Me arrastre como pude hasta llegar a mi hermana, cuando me acerque lo suficiente le empecé a desamarrar la cuerda que se encontraba alrededor de sus muñecas y cuando al fin el nudo se soltó lance la cuerda hacia la salida, pero la cuerda chocó con un campo de fuerza traslúcido que de seguro era lo que Uma utilizó para cerrar la cueva y cayó al suelo.

Mal se empezó a quitar el pañuelo de la boca mientras yo intentaba desamarrar la cuerda que se encontraba arriba de mis tobillos. Cuando Mal se logró desamarrar el pañuelo también empezó a intentar sacar la cuerda entre sus pies.

Mal: Esta cuerda la amarraron muy fuerte- se detuvo y suspiró.

Yo: Tienes razón, debemos encontrar otra manera.

Seguí intentando desenredar la cuerda, la cual apenas se movía unos centímetros del lugar original, y al final se desamarró aunque aún sentía la presión de las cuerdas arriba de mis tobillos.

Mal al ver mi persistencia con la cuerda también intentó mover al menos unos centímetros la cuerda, mientras yo me levanté y caminé hacia la salida para averiguar con salir. Intente sacar mi mano pero el campo de fuerza no me lo permitía, se sentía algo elástico y gelatinoso pero era difícil de romper.

Mal: Esto tiene que ser una broma- caminó hacia mi con la cuerda en manos.

Yo: ¿Cual hechizo utilizaron para sellar la cueva?

Mal: De seguro el más difícil de romper.

Con la cuerda que sostenía Mal empezó a golpear con fuerza el campo de fuerza sin resultado alguno. Agarre una roca del suelo y me aleje un poco del campo, arrojé la roca y esta no lo atravesó, pero si se rompió en varios pedazos.

Mellizas Malvadas (Ben y tu) DescendientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora