Capítulo 3

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El amanecer había llegado acompañado de una suave llovizna. Los aldeanos sin importar trabajaban cultivando en sus tierras, sólo tapados con un simple sombrero de paja.

La joven sacerdotisa apenas había podido dormir pensando en lo que había hablado el día anterior con el youkai. Si la anciana Kaede tenía razón, en aquel templo podía encontrar respuestas sobre la maldición del Inu.

Miro a su costado y sonrió dulcemente, Rin la abrazaba fuertemente de la cintura.

- Rin - susurró suavemente al moverla.

- ¿Mm? - contestó sin abrir los ojos.

- Ya es de día...

- Unos minutos más - dijo la menor tapándose la cabeza.

Kagome soltó una pequeña risa, Rin le recordaba mucho a ella cuando era una adolescente. Con mucho cuidado quito el brazo de su acompañante y se levantó. Dejaría dormir un poco más a la jovencita.

Una vez bañada y vestida, procedió con sus labores de sacerdotisa, los cuales eran principalmente ayudar a los aldeanos enfermos o mujeres embarazadas.

La gente del pueblo le tenía un gran respeto a la joven miko, en esos años ella había sido reconocida por los aldeanos por sus grandes poderes de sanación y batalla, demostrando incluso ser más fuerte que la antigua sacerdotisa Kikyo. Tanto fue su fama en la aldea, que los rumores no tardaron en llegar a las tierras vecinas que no dudaron en mandar a llamar a la azabache para que los ayudara en diversas cosas.

- Muchas gracias señorita Kagome - agradeció amablemente una aldeana.

- No hay de que Misuri - sonrió la sudicha - procura alimentarte bien y no hacer mucha fuerza.

- Lo haré señorita, no se preocupe, cuidaré mucho a mi bebé - se sobo su vientre hinchado.

- Bien, cuando sientas dolores de parto no dudes en llamarme a mí o la anciana Kaede, quedan muy pocas semanas para que tu bebé nazca.

- Como diga, gracias nuevamente señorita Kagome.

- De nada Misuri. Ya tengo que irme, nos vemos pronto, adiós - se despidió con la mano.

- Adiós ¡vuelva pronto! - exclamó la mujer con entusiasmo, a lo que la miko respondió con una dulce sonrisa.

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- Lord Sesshomaru, no imaginé que gustara hacer esperar tanto a sus invitados - comentó un youkai pelirrojo.

- Lo lamento Lord Kayto, tenía muchas cosas por hacer - respondió el Inu cortés pero fríamente.

El Lord Kayto del Sur, era un youkai dragón de ojos azules y cabello rojo. Llevaba una gran armadura de color negra que le cubría gran parte del pecho y abdomen, y en su cintura, lo rodeaba un obi rojo con líneas amarillas. A la vista parecía ser muy joven, pero obviamente tenía alrededor de un milenio de vida.

- Entiendo, no se preocupe Sesshomaru - sonrió burlesco.

- Y bien, ¿en que puedo ayudarlo Lord Kayto?

- Directo al grano como siempre, eso me gusta...

- Lo estoy esperando Lord - dijo el peliplateado con impaciencia.

- Tranquilo Sesshomaru, no es necesario que me asesines con esa mirada - río nervioso - Pues como sabrás, el Sur con el Este no han estado en sus mejores condiciones, hemos tenido muchos conflictos desde la reunión secreta que tuve con el Lord de Norte. Ellos piensan que quiero romper el tratado de paz que hay en nuestras tierras, cuando realmente no es así. Ya han matado a varios de mis mejores soldados, y temo que esto termine en una guerra. El caso es que si esto llegase a ocurrir, me gustaría contar con su apoyo Lord Sesshomaru.

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