Realmente pensaba que el destino le estaba jugando una mala pasada. Él siempre conseguía lo que se proponía, exceptuando una sola vez en que esa espada había sido hecha para su hermano y no para él. El caso es que él estaba acostumbrado a que siempre obtuviera las cosas, pero en este caso no fue así... Aquella desobediente miko se había ido sin su concentimiento, arriesgándose en esa desagradable cueva tras la cascada. En esos momentos pensaba en porqué no hizo cosas más buenas durante lo largo de su vida, aunque tratándose de él, era realmente imposible.
Removió un poco su armadura, sintiendose cansado, mientras hacía esto miraba de reojo la cascada. Hace unas horas la azabache se había marchado, y el sol anunciaba su salida con unos finos rayos que atravesaban los frondosos árboles. No tenía idea de cuánto se podría demorar la sacerdotisa ahí dentro, y eso lo carcomía. Ella corría muchos riesgos al estar en ese lugar, y él no podía hacer nada por la testaruda mujer.
- Te ves preocupado, Lord - comentó Uzumi desde una esquina de la cascada.
Sesshomaru posó sus fríos ojos azules sobre ella, mirándola con cierto desprecio.
- Fue su decisión, ella fue libre de elegir - dijo ella.
- Kagome no tenía porqué hacerlo - respondió él volteando a ver otro lado.
- Si tenía un porqué Lord Sesshomaru, ella te ama.
- Ese dichoso amor la está poniendo en peligro - dijo él con amargura.
- Dime una cosa joven Lord, si esa muchacha estuviera en tu situación, ¿acaso no trataría de salvarla de todas las formas posibles, aún cuando eso signifique arriesgar tu vida?
El pelinegro bajó la mirada pensativo. Si ella estuviera eso, claro que la salvaría, sin pensarlo. Aunque la maldición no funcione para humanos, pero de cualquier pleligro él la salvaría. Sin embargo, no era ese el caso. Él estaba por morir, y ella estaba sacrificándose por salvarlo.
- Tomaré tu silencio como un "sí" - dijo divertida la peliazul
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El frío de la cueva le ponía los bellos de punta, pese a que su traje de miko no era del todo desabrigador, sentía las heladas ventiladas correr por su cuerpo.
Caminaba de forma lenta pero con firmeza, mientras trataba de adaptar sus ojos a la oscuridad del lugar. Las paredes estaban húmedas y se podía apreciar las gotas de agua bajar hasta el suelo, dificultando aún más su caminar.- No entiendo a qué se refería Uzumi, este lugar es totalmente inofensivo - comentó la joven.
Cierto era que el lugar no parecía maligno ni mucho menos peligroso, pero lo que no sabía la azabache que mientras más avanzaba, el camino detrás de ella desaparecía.
- Esto es agotador, además estoy sintiendo mucho frío - se quejó.
Con pesar, comenzó a caminar más deprisa, no sabía hasta dónde tenía que llegar, pero a algún lugar la tenía que llevar esa dichosa cueva.
Unos metros más adelante, logró apreciar un punto de pálida luz azulada, seguramente la salida estaba cerca.
- Esto... - susurró sorprendida la joven una vez llegó a la supuesta salida.
El lugar era espacioso, con una plataforma redonda en el centro con extraños símbolos. Las paredes eran altas y se juntaban arriba, donde una potente luz azul iluminaba el espacio.
- Bienvenida, joven miko - saludo una misteriosa femenina.
La azabache volteó inmediatamente, y se encontró con una pálida chica de cabello blanco y ojos grises.

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Destino
FanfictionUna maldición acecha al gran youkai Sesshomaru, quien resignado va en busca de la única mujer que lo podría ayudar. Una nueva aventura comienza, donde el peliplateado y cierta azabache tendrán que viajar juntos. Los sentimientos de cada uno saldrán...