La sacerdotisa consideraba a Sesshomaru un gran y poderoso guerrero, el Inuyoukai tenía todo lo que una mujer pudiera desear, claro, excepto su frío carácter y que hablar de su poca paciencia...
Kagome observaba con sorpresa al Lord del Oeste de pie frente de ella, protegiéndola con su forma humana... Recordaba con claridad la orden que le había dado al pelinegro, pero aquel ser era incapaz de seguir una simple orden aunque eso le costara la vida.
- ¿Qué haces aquí? ¡Te dije que me esperaras! - reclamó la chica con enojo, aunque más preocupación.
- A mí nadie me da órdenes - soltó él sin mirarla.
- Esto si que es un verdadero espectáculo - se burló Saya de brazos cruzados.
- Sesshomaru, déjame esto a mí - dijo la sacerdotisa con la intención de ponerse de pie, pero el pelinegro la empujó de vuelta al suelo.
- No te muevas de ahí, sacerdotisa - regaño él.
- Es sumamente increíble verlo, Lord Sesshomaru - expresó la ojisangre.
El nombrado solo se quedó observándola de manera fría y no se movió del lado de la joven miko.
- Esto si que no me lo esperaba, mi Lord jamás me mencionó su actual situación Señor Sesshomaru - comentó Saya pensativa.
- Sesshomaru, es Lord Hotaro el responsable de tu maldición - habló la azabache detrás del ojiazul.
- Hmmp - expresó él.
- Realmente, estoy sin palabras, cuando mi Lord se entere que tiene la tercera maldición ¡va a estallar de felicidad!
- ¿Acaso Lord Hotaro no lo sabía? - preguntó incrédula Kagome.
- Hmm no, no lo sabía, según sé, el sirviente que manipulaba las maldiciones para Lord Sesshomaru nunca volvió, así que que nunca supo cuál de las tenía - explicó Saya con desinterés.
- Al parecer, estaba muy seguro que iba a caer en una de esas repugnantes maldiciones - habló el pelinegro.
- No lo sé, pero es lo más obvio...
- No puedo entender como es que estás con un tipo como él - opinó Kagome.
- No entiendo a qué te refieres, miko - respondió Saya frunciendo el ceño.
- Acompañas a un ser que no conoce más que el poder y la ambición, ¿realmente es eso lo que quieres para tu vida? ¿Servirle a un demonio que solo ama la destrucción y la infelicidad?
La pelirroja apretó sus manos con fuerza, y en su rostro se pudo ver una expresión única de disgusto. La joven miko no la conocía, y no tenía derecho de juzgarla y menos de meterse donde no la llamaban.
- ¡Tú no sabes nada! - gritó molesta.
- Claro que no sé, no conozco nada de ti ni de tu pasado, pero si sé que puedes cambiar y que puedes llevar una vida mejor - continuó la azabache.
Saya cerró sus ojos con enojo, pero trató de calmarse, ella no era así, la mayor parte del tiempo era burlesca y desinteresada, el enojo no era parte de su vida cotidiana.
- Haré como que no te escuché sacerdotisa - dijo la ojisangre más calmada - Ahora me marchare, pero te doy por seguro que nos vamos a volver a ver, mi Lord estará muy contento con la noticia que le llevaré.
La joven azabache, solo pudo observar con tristeza a Saya usar un pergamino y desaparecer, estaba segura que la pelirroja aún guardaba bondad en su interior, y quería ayudarla, pero no sabía como...

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Destino
FanfictionUna maldición acecha al gran youkai Sesshomaru, quien resignado va en busca de la única mujer que lo podría ayudar. Una nueva aventura comienza, donde el peliplateado y cierta azabache tendrán que viajar juntos. Los sentimientos de cada uno saldrán...