Capítulo 26

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Advertencia de Lemon ⚠️


Kagome se estremeció ante esas palabras, una aclaración de posesividad por parte del youkai que estaba sobre ella.

Lo beso nuevamente, queriendo sentir más del sabor de su boca. Sus labios se movían al compás, y lentamente los problemas y preocupaciones se iban alejando, dejándolos solos a ellos dos.

La pelinegra sintió una descarga de placer cuando el peliplata mordió con suavidad su cuello. Gimió sin poder evitarlo.

- Sesshomaru... - gimió su nombre.

El nombrado no se detuvo, y comenzó lentamente a bajar por su cuello llegando hasta su ropa. Subió su mirada hacia ella. Sus dorados ojos parecían buscar algo en los marrones de ella. Pero un simple movimiento de la chica lo animó a continuar.

El inuyoukai pudo observar como la misma miko soltaba su traje, dejándolo suelto y a su disposición.

La tomó de la cintura y la incorporó para que quedara sentada sobre sus piernas. En esa posición podría observarla y detallar sus expresiones. La besó lentamente mientras con suavidad bajaba su prenda superior. Sintió un cosquilleo en su ingle al comprobar la piel desnuda de la azabache. Ella era suave y cálida.

Con sus garras recorrió su espalda al tiempo que besaba su cuello. Kagome sólo podía suspirar de placer. Sus besos fueron descendiendo y está vez no hubo prenda que lo detuviera. Con su lengua lamió su pecho, mientras que con una mano abrazaba al otro. Pudo sentir la espalda de ella arquearse por causa de la excitación, y eso sólo lo animó a continuar.

La recostó nuevamente en el suelo, a la vez que quitaba por completo la blanca prenda que usaba la joven sacerdotisa. La miró con fascinación. El cabello negro de ella estaba esparcido por el suelo, su rostro estaba sonrojado y su pecho subía y bajaba con rapidez. Aquello era lo más hermoso que había visto en su larga vida, sin lugar a dudas.

Salió de su trance al sentir las pequeñas manos de la joven tirar de su haori, para sacarlo de su cuerpo. Sin prisa, le ayudó a quitar la prenda para dejar su perfecto cuerpo al descubierto.

Kagome se puso más roja al ver su torso desnudo. El youkai tenía cada músculo marcado. Con una mano recorrió su pecho hasta llegar a sus perfectos y duros abdominales. Lo escuchó suspirar al acariciarlo y eso le gustó en demasía. Se levantó un poco de su lugar y con timidez comenzó a besar el pecho masculino. Sesshomaru soltó un gruñido de placer...

- Miko... - susurró él.

La joven detuvo sus movimientos para observar los dorados ojos de su compañero. Lo abrazo por su cuello acercandolo a ella. Sus cuerpos chocaron y una exquisita descarga de placer los recorrió a ambos.

Se besaron sin poder evitarlo, ambrientos del uno al otro. La empujó nuevamente al suelo, y con sus ágiles manos comenzó a bajar el pantalón rojo de la sacerdotisa. Kagome tembló por el nerviosismo, y eso el peliplata lo pudo percibir.

Soltó los bordes de su prenda inferior y llevo sus manos hasta cada lado de la cabeza de la joven. Ella tenía los ojos cerrados y temblaba suavemente.

- Kagome - la llamó.

La nombrada abrió sus ojos y observó al youkai sobre ella.

- ¿Tienes miedo? - preguntó el peliplata.

- No, no es eso... Es solo que yo... - bajó su mirada sin poder enfrentarlo - yo nunca he estado con nadie.

- Lo sé - contestó él.

- ¿Cómo es que lo sabes? - preguntó atónita.

- Por tu olor - respondió - No te preocupes, no haré nada que no quieras.

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