conoce a DANIELA

9. Obstáculos del pasado

Desde el segundo piso de la casa veía a los invitados llegar, hasta que algo le haría pasar de el aburrimiento de la ocasión a el miedo a ser descubierta, esto al ver al comandante Romo llegar a la reunión.
Con ello la duda sobre el pacto de Romo con la organización era un hecho, pero por el momento lo importante era no ser descubierta aunque lograrlo sería de lo más complicado debido a que sería presentada ante todos los asistentes.

-¿Lista?- dijo Carlos del otro lado de la puerta de la habitación.

-Aún no, creó no saldré- le respondió Daniela.

-Ya te dije no pasará nada que tenga que ver con malentendidos- dijo Carlos.

-Mmm.... Esta bi..en- dijo Daniela demasiado nerviosa.

- Te esperaré en la sala, no tardes demasiado- respondió Carlos.

Daniela sabía que no podría ocultarse más, por lo que debía hacer algo para evitar estar en esa reunión, ya que sería arriesgarse mucho.
El tiempo pasaba y la perilla de la puerta giró, dejando entrar a Carlos.

-Creí estarías ya lista-

- No, aún no- dijo Daniela.

-Se que no te gusta el formalismo y menos vestirte de gala,pero solo será esta vez- añadió Carlos para convencer a Daniela.

-Señor, ¿ese hombre no es comandante de la policía local?- preguntó Daniela refiriéndose a Romo.

- Creo que si, no lo conozco bien solo se encuentra aquí debido a que mi hijo hace negocios con él- respondió Carlos.

- No me da confianza- Dijo Daniela.

- A mi menos, pero a mi hijo si, en  fin tienes 20 minutos para vestirte y salir- ordenó Carlos a Daniela.

-Ok- dijo Daniela fríamente.

Pasaron los 20 minutos, Daniela aun nerviosa empezó a descender por la escalera principal de la casa para dirigirse al jardín donde era la reunión, portaba un vestido color negro, el cual combinaba con el tono claro de su piel, una medalla de plata adornaba su cuello, su peinado de lado  hacía lucir más la belleza en su rostro, lucía un escote el cual dejaba ver sus atributos  y sus perfectos ojos cafés brillaban debido a las luces de la casa.

Pero al final de la escalera ya Carlos la estaba esperando.

- Wow, te vez preciosa- dijo Carlos asombrado.

- Lo dudo- respondió Daniela.

- Bueno, vamos al jardín- dijo Carlos mientras tomaba de la mano a Daniela y se dirigieron a la  puerta principal.

Daniela caminada y cada vez más veía cerca su  fin, sabía que ser descubierta le costaría la vida, jamás se había sentido tan indefensa.
Cuando estaban por abrir la puerta, ambos notaron algo raro al rededor del muro que rodeaba el perímetro de la casa.

La puerta estaba a punto de ser abierta por Carlos cuando una llamada al celular de Carlos cambiaría los planes.
Por el celular se escuchó la voz de Alan:

- Papá tienes que salir de  ahí, al parecer los marinos están aquí y tiene asegurada la parte frontal de la casa.-

- Daniela toma el radio prepara a los muchachos y prepara tu  arma-  ordenó Carlos.

Daniela tomó un radio y dio las indicaciones:
- Atención a todos los de seguridad: aseguren a los invitados, y preparen armas, el lobo salió a cazar y hoy creo somos la presa-

Todos empezaron a cumplir las indicaciones mientras en la parte delantera al otro lado del muro, ya esperaban los marinos para poder ingresar al lugar.

- No hagan nada aún, hasta mi señal- ordenó quien dirigía a los marinos.

- Señor al parecer están al tanto de todo, tienen asegurados a los invitados y la mayoría de guardias están preparados- dijo un soldado.

- ¿Alguna señal de los coronel?- preguntó el general.

-Ninguna mi general-

- Están en la casa, es ahora o nunca- respondió otro soldado por medio del radio.

- Que inicie la fiesta, no me importa que les hagan a los demás, Carlos y Alan coronel son mios- dijo el general mientras ordenó la entrada de sus soldados a la casa.

Apenas empezaron a entrar, rápidamente los guardias los recibieron con fuego cruzado.
A los guardias se les unieron Carlos y Daniela.
Las detonaciones era fuertes y aunque parecía un sueño la organización de Carlos estaba perdiendo tiradores y la marina estaba ganando  gran parte del terreno, todo parecía que Carlos y Daniela serían las presas de unos lobos que estaban sumamente hambrientos.