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Levi

Cuando llego a casa no puedo evitar sentirme genial. El inútil de Mason se ha equivocado al retarme, y ambos somos conscientes. A falta de tres días es imposible que su equipo mejore lo suficiente como para tener algo que hacer contra el mío.

Decido enviar un mensaje a mi equipo para darles la noticia, y todos nos echamos unas risas hablando del tema. No estamos preocupados. Es imposible que perdamos.

Cuando abro la puerta de la cocina me encuentro a mis padres hablando con alegría sentados en la mesa. Cuando me ven, ambos me regalan una sonrisa.

"Levi, mañana iremos a comer con unos viejos amigos." Dice mi madre, y gruño al saber que estoy obligado a ir.

"¿Y por qué tengo que ir yo?"

Mi padre me fulmina con la mirada.

"Porque será en casa de los Milkovich." Contesta mi madre. "Así podrás estar con Mason."

Siento náuseas al escuchar su nombre. No porque la idea de comer con Mason me repugne. Lo que me pone los pelos de punta es pensar en estar de nuevo en su casa después de tantos años desde... Ese día.

"Genial." Miento, y mis padres sonríen.

Nunca les he dicho que Mason y yo ya no hablamos. Es más, si les dijera la de veces que hemos llegado a pelearnos sé la cara que pondrían. Los padres de Mason son los mejores amigos (y los únicos) de los míos desde hace años, y que Mason y yo ya no queramos vernos les complicaría la amistad.

Subo a mi habitación y me mentalizo para el día de mañana. Mientras no entre en su habitación todo estará bien.

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"¿Irás a comer a su casa?" Pregunta Dani, uno de mis amigos, cuando le doy la noticia en la cafetería. "Tío, tienes una mala suerte increíble."

"Supongo." Digo, y me encojo de hombros.

Nadie sabe la verdadera razón por la que Mason y yo nos odiamos. De hecho, es totalmente por mi culpa. A los ojos de los demás solo somos dos amigos que por culpa del baloncesto y nuestra rivalidad acabamos odiándonos mutuamente, cuando en realidad solo es Mason el que me odia. Yo a él no, solo juego el papel para que nadie sepa la verdad.

"¿Y por qué no te has negado?" Me pregunta, y le da un mordisco a su bocadillo de tortilla.

"No me importa. Solo tengo que aguantar una comida de vez en cuando."

"Vuestros padres son amigos, ¿no?"

Suspiro. No quiero hablar del tema, pero yo también haría preguntas. Además, había empezado hablando yo.

"Mejores amigos de la infancia."

Dani ahoga una carcajada y tose al ahogarse con el bocadillo.

"Perdón, es que me ha hecho gracia lo irónico que es. Que Mason y tú os odiéis tanto y vuestros padres se amen."

No intento esconder que su comentario me entristece. Suspiro de nuevo e intento acabarme el almuerzo, pero he perdido el hambre.

De golpe se oye una exclamación por parte de varias personas. Cuando desvío mi mirada hacia el punto donde todo el mundo mira veo que un chico le ha tirado su bebida a otro. Abro los ojos de par en par cuando veo que el 'atacante' y sus amigos salen corriendo y desaparecen de la cafetería con los amigos del otro chico, al cual reconozco porque es de mi curso, persiguiéndolos.

"Ese era Max Cline." Dice Dani, y dejo de mirar el chico lleno de bebida intentando limpiarse con varios pañuelos. "Se ve que es un delincuente. Intentó pegar a Mackenzie Roth."

Abro todavía más los ojos y dejo escapar un silbido.

"Joder."

"Bueno" Dice Dani, "mientras hoy Mason y tú no terminéis así, la comida irá bien."

Mi amigo se ríe por la broma que acaba de soltar y yo le sigo la corriente deseando que realmente no ocurra.

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"¡Krista!" Chilla mi madre cuando la madre de Mason nos abre la puerta. Se dan un abrazo y dos besos. "Estás preciosa."

"Tú también, Lydia" Dice la madre de Mason, y no puedo evitar fijarme en las arrugas que le han salido alrededor de su sonrisa. "Hacía tiempo que no comíamos todos juntos, ya era hora."

Al entrar en casa de los Milkovich, Krista me da un par de besos y nos lleva hasta la cocina, donde su marido está preparando la comida. Todos se saludan y se sirven una copa de vino. No veo a Mason.

"¿Cómo está vuestro chico?" Pregunta mi padre.

"Bien, bien..." Murmura Krista, pero su sonrisa se borra por un momento. "Aunque ayer vino a casa algo triste y no ha querido hablar con nosotros desde entonces."

Siento un extraño nudo en el estómago que hace que no quiera seguir escuchando la conversación. Mi madre entristece su rostro y me mira.

"Levi, cariño, ve a buscar a Mason."

Suelto un suspiro y asiento con la cabeza. Salgo de la cocina deseando que Mason no esté en su habitación. Cuando estoy a punto de subir las escaleras oigo el ruido de una pelota botando contra el suelo. Me dirijo al patio y veo a Mason entrenando en la pequeña pista que tienen en el jardín. Su cuerpo está totalmente sudado y parece llevar varias horas ahí fuera. Me quedo quieto en el comedor mirándole a través de la ventana. Veo como Mason intenta hacer el mismo tiro un par de veces, fallando en todas las ocasiones. Entonces coge la bola y, soltando un grito de rabia, la lanza contra la verja.

"¡¡Joder!!" Chilla, y yo siento mi estómago revolverse con fuerza.

Mason se sienta en el suelo y acomoda sus codos en las rodillas para hundir su cabeza entre sus manos, agotado. Decido no moverme y me quedo quieto mirando sus hombros temblar.

"¡Levi, Mason!" Chilla Krista desde la cocina. "¡La comida está lista!"

La cabeza de Mason se levanta y me mira entre asustado y avergonzado. Se levanta con prisa del suelo y pasa por mi lado dándome un golpe hombro con hombro. Intento decir algo, pero la viva imagen de él chillando se me repite en la mente, y no puedo evitar pensar en el partido de mañana.

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¡Hasta aquí la segunda parte!
(Lo siento por tardar)
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¿Qué ocurrirá en el partido?

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