#1🏀

3.7K 199 52
                                        

Mason

Cierro los ojos al sentir el líquido bajar por mi garganta seca. Doy unos cuantos tragos, sediento, y lanzo la botella al suelo para volver al campo. Me limpio el sudor de la frente con la piel del brazo y respiro profundamente. Al instante, alguien llama mi nombre y el balón llega a mis manos resbaladizas y cansadas. Corro por la pista sintiendo mi corazón palpitar con fuerza contra mi pecho. Cuando alguien me defiende prohibiéndome el paso, le doy el balón a un compañero y aprovecho para descansar un poco. El balón sale disparado de las manos de mi compañero hacia arriba y segundos después oigo el sonido de la pelota entrando en la red. Al instante, la puerta del gimnasio se abre y sé que el entrenamiento ha terminado. Todos mis compañeros se quejan y miran con desgana hacia la puerta, por donde está entrando en estos mismos momentos el equipo de Levi. Sin decir nada, los chicos del otro equipo cogen los balones esparcidos por el suelo y empiezan a lanzar y correr por la pista. Todos mis compañeros se quejan, y algunos intentan empezar la misma pelea de siempre, pero les detengo y me dirijo hacia el banco donde Levi está sentado atándose las zapatillas.

"Acordamos que llegaríais a y media." Digo con aire autoritario.

Levi no mira en mi dirección y asiente con la cabeza. Por el movimiento de su mejilla, deduzco que ha ladeado una sonrisa burlona.

"Solo es un cuarto de hora." Me contesta, encogiéndose de hombros.

"Sí, un cuarto de hora que me quitas de pista." Insisto. "Todavía es mía."

Levi se levanta y siento mi autoridad desvanecerse de inmediato. Levi no es sólo un año mayor que yo, también me supera por una cabeza. Quiera o no, siempre me siento pequeño al hablar con él. Para disimular mis pensamientos, me cruzo de brazos y mantengo mi ceño fruncido. Levi suspira y me mira del mismo modo.

"Mira, me importa una mierda tu cuarto de hora. Hemos llegado antes y me estás haciendo perder tiempo. Si tienes algún problema, se lo dices al entrenador." Bebe un poco de agua de su botella y la lanza al suelo. "De todos modos, quince minutos de más no harán que os volváis buenos."

Mientras Levi se dirige a la pista para empezar a entrenar, veo a todos mis compañeros mirándome con una mezcla de enfado y decepción. Y sé por qué. Con Levi siempre es lo mismo; me quejo, le exijo mejores horarios, que nos dividamos mejor la pista, pero termino haciendo lo que él dice sin quejarme. Ya han pasado tres años y la historia sigue siendo la misma, aunque, al principio, nuestra relación no era así. Nuestros padres eran amigos, y lo siguen siendo, así que no había otra; nosotros teníamos que serlo también. El primer recuerdo que tengo de Levi es de cuando teníamos unos siete y ocho años. Nuestros padres decidieron hacer un viaje juntos, y nos llevaron a ambos con ellos. El padre de Levi nos enseñó a pescar, y así estuvimos toda una tarde; intentando pescar algún pez sin lograrlo. Con el tiempo, Levi y yo nos hicimos cercanos, amigos de verdad. Pero, después de aquel día, nada volvió a ser lo mismo.

Al ver que Levi se va sin decir nada más, le sujeto los hombros y le doy la vuelta para poder darle un puñetazo. Todos mis compañeros se ríen y empiezan a pegarse con los otros, y se forma la misma pelea de siempre. Unos minutos más tarde, la puerta del gimnasio vuelve a abrirse, esta vez siendo la directora quién entra.

"¿Otra vez?" Pregunta, enfadada. Dejo de golpear a Levi y me llevo la mano a los labios. Cuando miro la punta de mis dedos, veo sangre. "Los dos capitanes, conmigo. Ahora."

Levi refunfuña y yo suelto un gruñido mientras nos alejamos de la pista para seguir a la directora. Mientras caminamos por los pasillos, miro a Levi de reojo y veo que tiene la mejilla izquierda hinchada. Sonrío ante la imagen y vuelvo a mirar al frente cuando la directora nos abre la puerta de su despacho. Los dos nos sentamos, uno en cada silla, y la directora se queda frente a nosotros.

Gay Short StoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora