#4🍊

3.1K 260 109
                                    

Habían pasado un par de semanas y no había hablado ni una sola vez con Alex. Tampoco era que lo echara de menos, pero cada vez que le veía por los pasillos no podía evitar seguirle con la mirada.

"Max." Me llamó Ian. "Tierra a Max."

Corté mis pensamientos y miré a mi amigo, que me miraba cruzado de brazos y totalmente serio. Entonces me acordé; habíamos quedado para terminar un trabajo, y yo todavía no había hecho nada.

"Perdona." Dije poniéndome a ello, pero Ian no dejó de mirarme serio. "Te he dicho que lo siento, ya me pongo."

"No es eso." Murmuró. "Te noto raro."

"¿Raro en qué sentido?"

"No lo sé, triste, supongo." Dijo encogiéndose de hombros.

"No estoy triste." Dije soltando una corta carcajada.

Ian suspiró. No parecía muy contento con mi respuesta, pero no sacó más el tema y ambos seguimos haciendo el trabajo.

"Oye, sobre Roth..." Empezó unos minutos después.

Sentí el bello de mi nuca erizarse.

"¿Alexander Roth?" Pregunté, nervioso.

Ian alzó una ceja. "No, su hermana. Kenzie."

"Oh, claro." Dije, y carraspeé. "¿Qué pasa con ella?"

Ian se quedó callado moviendo un dedo con nerviosismo dando golpecitos encima de la mesa. Al darme cuenta de lo que ocurría, no pude evitar sonreír.

"¿Te gusta?"

Ian se mordió el labio inferior.

"Mucho." Dijo. "¿Crees que es buena idea pedirle una cita?"

"Claro, seguro que te dice que sí. Eres un tío increíble, y estás buenísimo." Dije.

Ian abrió ambos ojos y yo sentí mis mejillas arder. Mi amigo sonrió de oreja a oreja y, con una mirada coqueta, dijo:

"No sabía que yo era de tu tipo, Max."

"¿Qué puedo decir? Me van los pelirrojos." Bromeé.

Los dos nos reímos y continuamos con nuestros trabajos. Me ilusionó imaginar a Ian con Kenzie. Ambos eran personas increíbles y harían una pareja muy bonita. Estaba seguro de que Mackenzie aceptaría salir con él.

Y, de tanto pensar en Kenzie, no pude evitar que mis pensamientos volviesen a su hermano.

•🍊•🍊•🍊•

"Señor Cline..." Escuché a lo lejos. "Señor Cline."

Al abrir los ojos, vi que toda la clase me estaba mirando, incluida mi profesora de matemáticas. La mujer me miraba por encima de sus gafas, sus cejas unidas en un ceño serio y enfadado.

"¿Le aburren mis clases, señor Cline?" Preguntó, a lo que todos soltaron una risita.

"Por supuesto que no, señorita Miller. Los radicales me parecen de lo más fascinantes." Contesté intentando sonar gracioso.

Gay Short StoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora