Capítulo 17.- La despedida

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El torneo había acabado, todos levantaban sus campamentos para volver a sus respectivos castillos, Orianna había pasado a despedirse de su familia, ya que partirían esa misma tarde hacia Altojardín, se despidió de Mace y Alerie sin problemas, pues estaba harta de escuchar a su hermano reclamarle por lo ocurrido en las justas, pero otra historia había sido decirles adiós a sus sobrinos, Garlan y Willas no eran más que unos niños, que se pegaban a sus piernas pidiéndole que los acompañara a su hogar, si fuera por ella habría dicho que sí, pero sus deberes se lo impedían, había iniciado los rumores de una guerra que creía ganaría, pero ahora todo era tan diferente, los murmureos sobre la guerra la seguiría a ella y Rhaegar hasta que uno de los dragones muriera, no podía llevar esa clase de peligro al dominio, no podría exponer a su familia de esa manera. 

Y aunque Orianna no quisiera aceptarlo, su destino estaba ligado al de su marido. Suspiró. 

Besó las mejillas de sus sobrinos, y los abrazó tan fuerte como su embarazo se lo permitió, no sabía cuándo los volvería a ver, quizá para cuando lo hiciera, ya se habrían convertido en caballeros avergonzados de abrazar a su tía. 

Tan pronto como su hermano y sobrinos se fueron de su lado, su madre se acercó, por su mirada Orianna sabía que no estaba para nada contenta. 

—¿Entonces no iras a desembarco del rey? —le preguntó Olenna.

—No, Rhaegar y yo acordamos que lo mejor será poner tierra de por medio entre nosotros y el rey, después de todo Aerys ya sospecha, no pasará mucho tiempo para que desherede a Rhaegar y nombre a Viserys como su sucesor, en ese momento nos convertiremos en enemigos de la corona y lo último que quiero es estar rodeada por los hombres del rey. 

—¿Entonces pasarás la guerra encerrada en Rocadragón?

—No lo creo, los Velaryon son nuestros únicos aliados en las tierras de la corona, encerrarme en esa isla sería casi un suicidio, cuando todo comience quizá me esconda en las ciudades libres, tal vez en Braavos, aún no lo decido, de cualquier manera, no haré nada hasta que no nazca mi bebé, después de todo que es un trono para un rey sino tiene un heredero.

—Tu padre estaría tan decepcionado al verte así, planeando guerras y alianzas, él esperaba que vivieras una vida tranquila y sin preocupaciones, pero una reina no puede darse esos lujos —su madre le recogió uno de sus mechones y lo colocó detrás de su oreja —Sabes cuándo recién te casaste tenía miedo de que nunca te convertirías en una verdadera reina, tenía miedo de que la sangre de tu padre fuera la predominante en ti, me alegro de haberme equivocado.

—Los Tyrell no nacimos para reinar —recordó lo que solía decir su padre, "nunca reinamos y no estamos hechos para eso, nuestro deber en el reino es servir al rey".

—Pero en tu sangre también corre la de los antiguos reyes del rejo, mi sangre también corre por tus venas —Orianna se quedó callada —Ahora me puedes explicar qué demonios ocurrió con la chica Stark. 

—¿Acaso no es obvio?

—Mi amor, tu esposo tiene una amante, era algo que sucedería tarde o temprano, lo que no me explico es cómo permitiste que se hiciera público. 

—No es su amante madre, Rhaegar aún no la ha tocado, simplemente es la mujer que ama. 

—No sabía que los Stark tuvieran deseos de acercarse al trono, y esa chica... ¿Cuál es su nombre? 

—Lyanna. 

—Lyanna Stark, todo este tiempo creí que no era más que una niñita tonta, pero conquistar a un príncipe heredero sin tener que abrir las piernas es todo un logro, deberías de tener cuidado mi amor. 

—Ni Lyanna, ni los Stark son así, no tratan de poner una corona en sus cabezas, ella simplemente se enamoró. 

—Y tan simplemente como se enamoró, te va a quitar tu tiara.

Orianna guardó silencio, no tenía ánimos de discutir con su madre. 

—Pero amor, eso no es lo que te preocupa, dime, ¿Qué sucede en realidad?

—Rhaegar no me ama madre.

—¿Y? El amor en un matrimonio es un milagro, o ¿acaso crees que tu padre y yo nos amábamos? ¡Claro que no! Solo aprendimos a fingir. 

—No me preocupa que mi esposo no me ame, lo que me aterra es que ama a otra, no lo conoces como yo, Rhaegar no es un hombre común, odia la guerra y sólo blande una espada porque debe hacerlo, quiere más a su arpa que a su espada, sé que él no quiere esta guerra, preferiría mil y un veces que nos encerráramos en Rocadragon a derramar sangre para quitarle el trono a su padre, él es diferente, sabes que nació el día del incendio de Refugio Estival ¿verdad? —su madre asintió —Recuerdo que el día de nuestra boda, su madre me confesó que pareciera que Rhaegar nació melancólico, siempre serio y propio, nunca lo he podido hacer feliz madre —Orianna tuvo que callar un momento —me dedica sonrisas por cortesía, pero nunca he podido arrancarle una que venga del alma.

—Mi amor, ¿Te estás escuchando? Suenas como una niña adolescente que sufre por amor, no eres una niña, eres una dama de Altojardín, pero aún más importante, eres mi hija, así que compórtate como tal, si tu esposo no te ama, supéralo y sigue adelante, déjalo que tenga las amantes que quiera, siempre y cuando tu sigas siendo su reina. 

—Ya te dije que no me importa que no me ame, no sufro por ello madre, —mintió —te lo aseguro, lo que me aterra es que ame a la loba, él no es como los otros hombres, si tan sólo se acostara con ella no me preocuparía, pues sabría que al final regresaría a mí, e incluso recibiría a sus bastardos con las manos abiertas si fuese necesario, pero Rhaegar no es así, es un romántico y la ama con todo su ser. 

—¿Y temes que te deje por ella?

—No, él nunca lo haría, preferiría sufrir su amor en silencio a dejarme por ella, lo que me aterra es que lo obliguen a dejarme, tu misma lo dijiste madre, un rey sin heredero nunca estará cómodo en el trono, cuantos bebés más perderé antes de que el consejo privado le sugiera disolver el matrimonio y conseguir una nueva reina, una capaz de dar a luz. 

—En ese caso no hay nada que pueda hacer para ayudarte, mi amor —su madre le acarició el vientre hinchado —tu futuro está en ti. 

—Lo sé madre. 


Rosa de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora