Rhaegar se acercó con su hija en brazos y se la entregó, Orianna se sentó en la orilla de su cama, la miró, era hermosa, la bebé más hermosa que había visto en su vida, y era suya, era su hija, una lágrima recorrió su rostro, Rhaegar se sentó a su lado después de que el maestre y la partera se retiraron, su esposo la abrazó por la espalda, ella se recargó en su pecho.
—¿Has pensado en algún nombre? —preguntó él.
–Alysanne.
—Princesa Alysanne Targaryen —Rhaegar saboreó el nombre en sus labios y le agradó.
"Reina Alysanne Targaryen" pensó Orianna, ella era su hija y se encargaría de que la corona estuviera en su cabeza, no por matrimonio, sino por nacimiento, ella era su primogénita y por tanto ella reinaría, sin importar si después lograba concebir a un varón o no.
—¿Como estás Orianna? ¿te sientes bien?
—La madre ha sido benevolente. Gracias por estar a mi lado.
—Es el lugar del que nunca debí haberme alejado, —Rhaegar acarició su rostro —Lamento no haber estado a tu lado antes, pero ahora es diferente. Dame a nuestra pequeña, debes estar cansada, deberías de dormir un poco.
Rhaegar le quitó a Alysanne, y la ayudó a recostarse, la cubrió con una manta y se sentó a su lado, acariciando su cabello a la par que mecía a su hija con su otro brazo. Orianna se quedó dormida casi al instante, estaba exhausta.
Soñó con la primavera y los rayos del sol acariciando su rostro, soñó con los jardines del castillo y los sembradíos de rosas del dominio, soñó con niños de plateadas cabelleras corriendo hacia su padre, todos reían, Rhaegar, los niños y Lyanna.
Orianna despertó con la respiración entrecortada, miró a su alrededor, la luz del sol ya se asomaba por las ventanas, Rhaegar dormía a su lado aún con su ropa de día, mientras que la pequeña Alysanne también dormía en una cuna que seguramente el maestre trajo durante la noche.
La princesa se levantó lentamente para tratar de no despertar a su esposo, pero ello no funcionó, Rhaegar se despertó unos segundos después y la encontró mirando a su pequeña.
—Tienes razón, es hermosa —reconoció Orianna.
Su esposo se estiraba detrás de ella, tratando de ocultar el dolor que seguramente le trajo dormir en tan incómoda posición.
—Es idéntica a ti —murmuró él depositando un beso en su cabeza.
—Pero con cabellos color plata.
—Algo Targaryen tenía que sacar.
Ella sonrió.
—¿Ya comió?
Su esposo asintió.
—La esposa de un caballero de Lord Monford Velaryon tuvo un bebé hace un par de lunas y se ofreció para amamantarla.
—Me hubiera gustado haberlo hecho yo misma —confesó Orianna.
—No quise despertarte, te veías tan cansada...
—Está bien, lo entiendo —miró a su hija una vez más antes de continuar —Rhaegar debemos de hablar.
—¿Qué sucede?
—Llegó la hora.
—¿De qué hablas?
—De que te conviertas en rey.
—Orianna nuestra hija acaba de nacer y esta sana, el maestre me dijo que vivirá —Rhaegar estaba molesto como nunca antes lo había visto —¿Cómo puedes hablar de una guerra con nuestra hija recién nacida? Alysanne cambia los planes totalmente, nos quedaremos en Rocadragón hasta que mi padre muera. No puedo arriesgarlas de esa manera.
—¿Ese es tu plan? Escondernos aquí hasta que tu padre muera, ¿Y luego qué? Volveremos triunfantes ante un reino lleno de gente que nos odia, donde el pueblo llano nos aborrecerá y los lords nos reclamaran por haberlos abandonado a su suerte con un rey loco, sé que odias la guerra Rhaegar, pero a veces es necesaria, sé que te gustaría ser un simple bardo y vivir en un pequeño hogar con Lyanna, sé que te gustaría liberarte de todo el estrés que conlleva la corona, pero no puedes hacerlo, no te lo permitiré, ¿Cuánto tiempo crees que pasará hasta que Aerys se convenza de tu traición y nombré a Viserys heredero? Sabes que no nos dejara en paz, vendrá con una flota para asesinarte y también a nuestra pequeña, y no lo soportaría, eres el príncipe Rhaegar. —Orianna sabía que había cruzado una línea de la cual nunca volvería.
—Podrás ser mi esposa Orianna, pero yo sigo siendo el príncipe heredero y por ende yo tomo las decisiones, nos quedaremos aquí.
—Podrás ser mi esposo y príncipe Rhaegar, pero me niego a quedarme callada observando cómo nos sentencias a morir, no puedo vivir así Rhaegar, temiendo mirar el horizonte por horror a algún día ver las naves de Aerys acercarse.
—Podrás ser una rosa nacida en la primavera Orianna, pero tu sangre es más fría que la de las tribus más allá del muro.
La princesa se quedó callada.
—Pero tienes razón, es momento de que actuemos, por el bien de nuestra hija.
Rhaegar se sentó en la orilla de la cama de manera que sus piernas se rozaban ligeramente, hablaban el uno con el otro, pero su mirada y atención estaban puestos en la pequeña dragóna que dormía delante de ellos, los príncipes podrían no amarse, pero tenían algo que los unía, algo en común por lo que luchar, su hija.
—¿Cuál es tu plan Rhaegar?
—Pensé en tomar el reino desde Desembarco del rey, durante la noche, obligar a Aerys a abdicar y enviarlo escoltado por veinte guardias a Rocadragón para que pase sus últimos años en el exilio.
—¿Pero?
—No todos los miembros de la guardia real están de nuestro lado, si lo enfrento en su territorio, todo podría terminar en una masacre.
—Tampoco todas las casas están de nuestro lado —le recordó Orianna.
—Y no podemos simplemente llamar a nuestros vasallos a levantarse en armas, así como así, necesitamos una excusa.
Su esposo miraba a su hija y sus ojos brillaban, Orianna podría no haberlo hecho feliz, pero le había dado una heredera, una pequeña princesa que con tan solo unas cuantas horas de vida ya se había robado el corazón del príncipe.
—El rey está loco, no tardará en hacer una estupidez, entonces actuaremos.
—Pero cuando todo inicie no puedes quedarte aquí —Rhaegar miró a su esposa y el brillo de sus ojos desapareció —Los Velaryon están de nuestro lado, pero las demás casas de la tierra de la corona son leales al rey.
—Lo sé querido, me esconderé en las ciudades libres con nuestra hija hasta que todo sea seguro.
—No, las tres hermanas se han vuelto a unir, Myr, Lys y Tyrosh están del lado de mi padre, si vas a las ciudades no dudarán en contratar mercenarios que estén dispuestos a matar a una mujer y su bebé.
A Orianna se le erizó la piel con tan sólo pensarlo.
—Entonces iré a Altojardín y me esconderé con mi familia hasta que la guerra termine.
—Ahí estarán seguras —concordó él.
Rhaegar la miraba con frialdad, pero no le negaba el contacto de su piel, eso ya no le importaba, delante de ella estaba su hija, su pequeña Alysanne, una bebé de piel clara, cabellos platinados y ojos avellana, la heredera de los siete reinos.
ESTÁS LEYENDO
Rosa de Fuego
FanfictionOrianna Tyrell, la hija favorita de la reina de las espinas, fue la escogida para desposar al príncipe heredero, Rhaegar Targaryen, sin embargo desde el día de su boda ella sabe que su esposo ama a otra, todo esto sumado a su incapacidad de darle un...