Capítulo 39.- Criptas y pasadizos

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Orianna era incapaz de describir la manera en la que se sentía, su cuerpo se había convertido en una sola masa de dolor, de manera que hasta el más mínimo movimiento le suponía un suplicio.

Trató de levantarse pero su cuerpo no le respondía, era como si tuviera un enorme oso encima de ella, impidiéndole moverse.

Reunió fuerzas y de la manera que pudo logró abrir los ojos.

Todo a su alrededor estaba oscuro, meramente iluminado por una lejana antorcha y una débil vela, "¿Dónde estoy?" Pensó, no reconocía ese lugar, pero tenía el presentimiento de que había pasado ahí demasiado tiempo pues su espalda la estaba matando, sentía un pequeño piquete en su costado, como si estuvieran tratando de encajar algo debajo de sus costillas, suspiró, estaba recostada en una cama de paja, y no precisamente de la más blanda, pero al menos no tenía frío, pues varias pieles la cubrían.

Parpadeo un poco tratando de aclarar su visión, estaba en una fría habitación de piedra, y a su lado no había más que una pequeña silla y una mesita que encima tenía vendajes y lo que parecían ser curaciones.

—Comenzaba a creer que nunca despertarías —era Alessa hablándole a la par que entraba a la habitación.

—¿Alessa?

—Tranquila, no te muevas, aún estás muy débil —dijo su hermana sentándose a su lado.

—¿Dónde está Jaime?

—Te preocupas demasiado por el chico Lannister —su hermana vertía agua en una vasija, si estaba preocupada no lo demostraba.

—Le prometí a su padre que lo ayudaría a salir con vida de este desastre.

—Está afuera montando guardia.

Su hermana se levantó en busca de un trozo de tela, Alessa se movía con agilidad por la habitación, como si estuviera acostumbrada a ella.

—¿Qué haces aquí? Deberías estar en Braavos preparando tu boda.

—Braavos y Sallar pueden esperar, o ¿Qué? ¿En serio creíste que te abandonaría a tu suerte? Orianna, eres mi hermana, practicamente mi única familia, cruzaría océanos, selvas y campamentos de guerra tan solo para asegurarme de que estés bien.

Su hermana humedeció el trozo de tela en la vasija de agua que recién había servido, para después depositar el liquido en los labios de Orianna, era refrescante y sin duda ayudaba a disminuir la picazón de la garganta.

—¿Qué sucedió?

—Cuando el pueblo trató de defenderte de las capas doras, una de las piedras que lanzaron te golpeo por error, justo en la cabeza —Alessa pasó una de sus manos por el cabello de Orianna —Fue un golpe duro, te desmayaste casi al instante, perdiste demasiada sangre.

—Debemos de salir de aquí, Aerys me buscará y te matará por ocultarme —trató de levantarse pero todo volvía a ponerse negro.

—¡Te dije que no te movieras! —Alessa reclamó recostándola nuevamente —Aún estás muy débil, es la primera vez que estás completamente consciente desde el golpe, así que vayamos poco a poco, pero calmate, hasta donde el rey loco sabe lograste huir a bordo del viento del sur y ahora estamos en Braavos, sanas y salvas.

—¿Esto es Braavos?

—No, seguimos en desembarco del rey, en una cripta de pozo dragón para ser exactos, estamos a salvo, eso es lo que importa.

—¿Cómo llegué hasta aquí?

—Cuándo te desmayaste los puertos se volvieron un caos, lo suficientemente grande como para que las rosas te pudieran llevar hasta el orfanato sin ser vistas, pero dejarte ahí era demasiado peligroso, si Aerys se enterase asesinaría a todos los niños, pero tampoco teníamos otro lugar al cual ir, fue entonces cuando la araña nos visitó, realmente te quiere viva —reflexionó Alessa —Dijo que conocía el lugar perfecto para escondernos, y durante la madrugada nos trajo aquí, después me ayudó a correr el rumor de que habíamos logrado huir, el resto es historia.

—¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

—Más del que puede considerarse sano, para serte honesta perdí la cuenta después de pasar los cien días, trataba de darte brebajes y agua, pero con cada día que pasaba dejaba de preocuparme el golpe y comenzaba a pensar que morirías de hambre o incluso llegue a creer que sobrevivirías pero que el bebé no lo haría —Orianna acarició su abultado vientre, había estado embarazada en suficientes ocasiones como para serle sencillo reconocer que estaba entrando en el octavo mes —¿Por qué no dijiste nada?

—Para Aerys soy la esposa de un traidor y una traidora por mis propios méritos, supe que me quería muerta tan pronto como cruce las puertas de la sala del trono, me quería ver muerta, pero en vez de ordenar mi ejecución me encerró, y solo lo hizo porque soy la hija de la reina de las espinas, ser la hija de mi madre me salvó la vida, mientras que mi bebe sería condenado a muerte solo por ser el hijo de Rhaegar.

Su hermana la miraba con ternura o quizá con tristeza, ella jamás había estado de acuerdo con su matrimonio, sabía lo peligroso que era casarse con un rey, estaba en lo cierto, el estado de Orianna se lo confirmaba.

—¿Estás segura qué es de él? —Orianna miró a su hermana con confusión —La araña y yo tuvimos demasiado tiempo para conversar, sé que también estuviste con Arthur, así que ¿Estás segura?

—No —reconoció ella —Pero sé que en el momento en que lo tenga entre mis brazos sabre quien es su padre.

—Espero que tengas razón hermanita.

Alessa tomó otro de los cuencos de la mesita y comenzó a dar pequeñas cucharadas de sopa a Orianna, era de cebolla, el sabor que más odiaba, pero aún estaba caliente y sin duda su estomago agradecía el alimento.

—¿Cómo están las cosas allá afuera?

—El idiota de tu hermano rompió el asedio de bastión de tormentas, pero a pesar de tener un ejercito cinco veces más grande sufrió para poder vencer al príncipe Lewyn, mientras que en Harrenhal tu esposo y tu verdadero amor se enfrentaron a los hombres de las tierras de la corona en pequeñas batallas que duraron más de dos meses, pero por fin vencieron y ahora ambos ejércitos marchan hacia acá para asesinar a Aerys.

—¿Vencieron a los inmaculados?

—Esa es la mala noticia, el rey loco los llamó antes de que marcharan hacía Harrenhal, desembarco del rey ha cerrado las siete puertas y los inmaculados montan guardia cerca de los muros, listos para asesinar a cualquiera que logre atravesarlos, se rumorea que cuando Rhaegar y Mace lleguen sera una batalla sangrienta e inolvidable.

—Si Altojardín se unió a Rhaegar y las siete puertas están cerradas eso significa que...

—No te mentiré, las cosas están feas allá afuera, es un caos, hace mucho que dejo de haber comida, diariamente mueren niños y ancianos por el hambre, y las pocas carretas que llegan desde Rosby, se agotan casi en cuanto cruzan la puerta, —Orianna cerró la boca impidiéndole a su hermana darle otro bocado de comida —Sé lo que piensas, pero no hay nada que podamos hacer por ayudarlos, necesitas esconderte, pues ahora tu vida no solo vale por ser la hija de Olenna, sino porque en tu vientre está el heredero al trono, y estoy segura que Aerys moriría feliz si lograra asesinar a uno más de tus hijos —Alessa acarició el rostro de su hermana, con un cariño casi maternal —Nuestra mejor opción es que la batalla termine pronto.

Ella asintió, pero una lagrima recorrió su rostro al pensar en todos aquellos que sufrían en la ciudad, lloró por los ancianos que confiaban en ella para mantenerlos a salvo, lloró por las madres que frecuentaban el septo de Baelor para rezar a la madre y pedir el favor de la princesa, lloró por los miles de niños que gritaban su nombre con esperanzas de que su princesa llegara con carromatos de comida como tantas veces había hecho en el pasado, lloró por todos aquellos que habían confiado en ella y ella los había abandonado, no podía esperar a que todo eso terminara.

Rosa de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora