A Través De Nuestros Ojos

Llorar

Dentro de la mansión, específicamente en la habitación principal, Howard Stark lloraba despavorido echo bolita en la cama con las cobijas encima.

Jarvis no entendía, trataba de comprender por qué razón lloraba su esposo.

Por otro lado, Tony estaba asustado por la actitud de su padre. —¿Por qué llodha papi Howad?, ¿Es mi cupa?

—No, Tones... —le acarició la cabeza al niño de 3 años. —No es tú culpa, ¿Por qué no vas a jugar con tus juguetes un rato?

—Peyo...

—Ahorita voy a jugar contigo.

—Bueno...

En cuanto el niño se fue, Jarvis se acercó a Howard y sin amabilidad lo tumbó de la cama cuando jaló las cobjias. —¡Ay!

—¿Se puede saber qué le pasa? —se enojó el inglés.

—¡Por esto! —le enseñó una imagen.

—...

—¡No puedo creer que esté muerto! —Howard lloraba con exageración.

—No existe, es un personaje ficticio... —habló Jarvis con un tic en el ojo.

—¡Nosotros tampoco existimos pero de seguro alguien lloraría por nosotros si murieramos! —gritó Howard viendo hacia arriba al contrario.

—Por el amor de Dios... Lo qué vio solo es un spoiler. —se fastidió Jarvis. —¿Además, de qué está hablando?

—Traeme el cloro... —volvió a llorar.

Pasadas unas horas, Howard ya se había calmado, entró a la sala y vio a Jarvis preparándole la cena a Tony. —¿Jarvis?

—Si no se ha calmado es mejor que se regrese por donde vino. —dijo protector Jarvis, refiriéndose a Tony. —Me altera al niño.

—Lo único que puedo decirte es que canceles el cloro hasta nuevo aviso. —dijo triste Howard.