A Través De Nuestros Ojos

Sorpresa I

Era un inicio de fin de semana, estaba soleado y con pocas nubes muy blancas y bromosas en el cielo. Howard estaba en el jardín y tenía su periódico en mano como todo un anciano aunque no lo fuera pero prefería leer las noticias en físico, ¿En qué iba? Cierto, el pelicafé leía con neutralidad la sección de economía hasta que sintió un pequeño toqueteo en su pierna derecha, desvío la mirada del periódico y ahí vio a su hijo con un rostro de inseguridad.

—¿Qué pasa? —cerró el periódico y lo dejó en el pasto al lado de su silla de jardín.

El menor jugó con sus deditos un rato, no sabía como preguntarle lo que quería. —Papá...

Howard se preocupó un poco ¿Acaso el niño había hecho algo malo y trataba de persuadirlo? Sin duda era igual a él. —¿Rompiste algo?

—No. —Tony negó con la cabeza sin enteder de dónde su padre sacaba tales conclusiones.

—¿Quieres dinero? —y siguió insistiendo.

—¿Eh? No. —Se alejó un poco del agarre de su papá.

—¿Hay un mocoso que te molesta? —apretó el puño con odio, todo aquel que se meta con su hijo sufriría las consecuencias siempre y cuando Tony sea inocente de lo contrario él también recibiría un castigo.

—¡No! —se desesperó al ver que su papá no lo dejaba hablar.

—¡Ah, ya sé! —pegó su puño en la palma su otra mano. —¡¿Descubriste lo que es un palitroche?!

—¿Qué?

—Por fin voy a saber lo qué es. —el mayor se alivió pero luego vio el enojo en su hijo y se dio cuenta que no era nada de lo que estuvo diciendo por lo que optó por guardar silencio. —Bueno, bueno, bueno, te escucho, Tony.

—Ya sé lo que quiero para mi cumpleaños número cinco. —extendió su manita mostrando los cinco dedos, sonrió y vio el rostro de su padre.

—¿Ah, si? —Howard arqueó una ceja, no se imaginaba lo que su hijo pediría. —¿Y qué es?

—¡Quiero un hermanito! —extendió sus brazos y sonrió mostrando un brillo de esperanza en sus ojos achocolatados.