Sorpresa IX

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La habitación no estaba completamente oscura, era iluminada por una pequeña lámpara de mesa que emanaba una luz color naranja claro.

Ambos hombres estaban sobre la cama, se besaban con amor, pasión y lujuria mientras sus manos recorrían por completo el cuerpo ajeno provocando jadeos y gemidos en el otro.

Un jadeo más fuerte se escuchó cuando Howard había acariciado la hombría de Jarvis. —¿Te gusta? —dijo suavemente.

—Se siente bien. —Jarvis le besó el cuello provocando que el contrario se estremeciera. —¿Y si toco aquí?

El pelicafé gimió fuertemente. —Ah... Ahí... —sonrió con perversión. —Hoy estás con ganas ¿Eh? —dijo con suavidad. —Pero si gritamos, Tony nos escuchará y dudo que se quede tranquilo.

—Entonces lo haremos silenciosamente. —Jarvis besó los labios de Howard.

—Dejame agarrar los condones, no queremos bendiciones ¿Cierto? —Howard se levantó de la cama, caminó al baño para traer los anticonceptivos. —Listo.

—Solo hagamoslo de una vez que te veo y tengo problemas allá abajo. —Dijo Jarvis con un tono lujurioso.

—Uh... Pervertido. —le siguió el juego el Stark mayor.

Mientras tanto en la habitación del pequeño Stark, éste se encontraba dormido hasta que un fuerte ruido lo despertó.

—¿Mh? —se sentó sobre la cama y se talló sus ojos. —¿Qué se escucha? —se preguntó a si mismo ya que se oían ruidos “extraños” como aplausos o como si alguien moviera los muebles. —¿Y si es un monstruo que quiere comerme? —nuevamente se acostó en la cama cubriéndose por completo, si el ruido persistía, entonces le gritaría a sus papás.

A Través De Nuestros OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora