Al rato

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Howard estaba trabajando en su taller, tan concentrado se encontraba que no prestaba atención a lo que Tony decía.

-Y entonces la maestra me puso una estrellita en la frente porque fui el único que acabó y me porté bien y...

-Si, está bien. -respondió Howard.

Tony lo vio con sus grandes ojos, se preguntaba si su papá estaba escuchando. -¿Tú me quieres, papi?

-Ahorita no, al rato. -contestó Howard concentrado en su trabajo dejando a un pequeño Tony herido emocionalmente.

Llegada la noche, Howard y Jarvis estaban en la cama hasta que el primero empezó a hacerle "cariñitos" al segundo.

Jarvis arqueó una ceja cuando Howard preguntó: -Sabes que te amo, Edwin... ¿Tú me amas?

Sin pensarlo dos veces, Jarvis se levantó de la cama y se dirigió a la salida de la habitación. -Ahorita no, al rato.

-¿Qué? -se confundió.

-Hoy dormiré en la habitación de Tony. -finalmente Jarvis salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí.

Howard no logró entender lo que había pasado. -¿Acaso hice algo malo?

A Través De Nuestros OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora