Colibrí XIV

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Los días fueron pasando y poco a poco la herida se iba cerrando, sin embargo, era algo que permanecería por siempre.

"Toc, toc, toc".

Apenas eran las 7 de la mañana, estaban en su habitación cuando escucharon otra vez aquel sonido, simplemente lo ignoraron para seguir durmiendo un rato más puesto que sabían de donde provenía ya que todos los días a la misma hora se escuchaba.

"Toc, toc, toc".

—Es nuestro despertador personal... —se quejó Howard. —Quiero dormir... Es mi día libre.

Jarvis se sentó sobre la cama y volteó hacia la ventana de donde venía el ruido y ahí vio al pequeño colibrí picando la ventana una y otra vez. —Ese pajarito viene todos los días y hace lo mismo...

"Toc, toc, toc".

—Yo me pregunto por qué lo hace. —bostezó Howard. —Ya me acostumbré a que ese colibrí venga a despertarnos.

—Yo también... —comentó Jarvis y se levantó de la cama y comenzó a vestirse.

—¿Ya te vas a levantar? —el más bajo observaba a su esposo. —Quédate otro rato.

—Ya se me fue el sueño además la señorita Peggy va a venir hoy a desayunar. —abrochó su camisa.

—Pero dudo que venga en plena madrugada. —Se quejó Howard tapándose con la almohada.

—Cuál madrugada ni que nada. —Jarvis agarró su almohada y se la arrojó a su esposo. —Ya levántate que voy a preparar el desayuno.

"Toc, toc, toc"

—¿Ves? Ese colibrí está de acuerdo con que te quedes otro rato en la cama. —Howard sonrió.

—¿Cómo sabes que no es al revés? —le preguntó Jarvis a Stark. —En fin, voy a preparar el desayuno. —salió de la habitación.

"Toc, toc, toc".

A Través De Nuestros OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora