Problemas serios I

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—¡Pervertido! —gritó Howard con el ceño fruncido.

—¡¿Pervertido, yo?! —Jarvis se ofendió, ¿Cómo era posible que lo acusara de esa forma? Él era el pervertido cara de... —¡¿No te mordiste la lengua?!

—¡No me vengas con excusas, Jarvis! —se enojó el más bajo. —¡Acepta tus errores!

—¡Cuando TU aceptes todos tus errores, entonces hablamos! —le respondió, bien sabía que el Stark más grande era el culpable.

—¡No importa! —contestó Howard. —¡Es tú culpa por venir tan provocativo a mi oficina!

—¡Yo no te dije que tuviéramos relaciones en tu oficina! —se excusó Jarvis.

—Ya... Como sea, así no vamos a resolver nada. —respiró hondo para tratar de tranquilizarse.

—Cierto. —dijo rendido Jarvis después de haber discutido y gritado en voz baja, casi susurrando.

¿Cuál era el problema? Resulta que Jarvis había llevado a Tony a ver su padre al trabajo y para avisarle sobre unos temas.

Cuando Tony salió de la oficina para ir a comprar un dulce a la máquina expendedora, dejó a sus papás en la oficina y como bien sabemos, cuando un Stark ve la oportunidad de hacer cosas pervertidas no la desaprovecha.

Comenzaron con sus perversidades, a quitarse la ropa y aventarla por ahí en la oficina, sin embargo, habían cometido un enorme error. No cerraron la puerta con seguro.

A Través De Nuestros OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora