Colibrí II

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Ambos iban caminado por la banqueta y Jarvis iba sujetando con suavidad la mano del pequeño Tony y viceversa mientras el mayor escuchaba lo que el castañito le contaba.

—Y entonces Steve me regaló un dibujo que él hizo. —dijo emocionado.

—¿Si? —Jarvis contestó con cariño. —¿Y qué te dibujó?

—Un perrito salchicha. —sonrió. —Cuando lleguemos a la casa se los enseñaré a papá y a ti.

—Podemos enmarcarlo y colgarlo en tu cuarto, ¿Qué dices, cariño? —miró a su pequeño.

—¡Sí y que el marco sea color rojo! —sonrió con emoción.

Llegaron al cruce de calle y el semáforo estaba en verde por lo que ambos se detuvieron a esperar el cambio de luz y por otra parte, Tony seguía hablando sobre lo que había hecho en la jornada escolar y Jarvis respondía como buen padre que era.

Y de un segundo a otro, un auto se acercaba a ellos a toda velocidad por sus espaldas, Jarvis se percató del coche que se aproximaba debido a la incertidumbre provocada sin embargo, no lo hizo a tiempo.

—¡Papi! —gritó Tony.

—¡Tony! —exclamó Jarvis escuchando por última vez a su hijo.

Todo se volvió oscuro y lo único que se escuchaba en las calles era el sonido de una ambulancia, las sirenas de las patrullas y los gritos de la gente.

A Través De Nuestros OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora